La colección museográfica de Alcalà de Xivert cuenta desde ayer con un nuevo atractivo, gracias a la incorporación de los restos catalogados de la Cova Pastrana. Los huesos y los materiales de los rituales funerarios fueron hallados hace cuatro décadas, pero ha sido gracias al estudio de Paz Calduch, una vecina especializada en Antropológica y Física Forense, que se han podido desvelar detalles interesantes sobre la vida -y la muerte- de quienes habitaron hace más de 5.000 años.

«Una de las primeras labores fue identificar el número de cuerpos, y saber de qué edades eran cuando fallecieron», detalló Calduch. Eran tres adultos y un niño, a base de encajar 227 fragmentos óseos y 72 piezas dentales. Luego llegó una investigación que recuerda a las tramas de series como CSI. «Los dientes permiten conocer la edad, a través del desgaste del esmalte», apuntó la investigadora. La estructura de los huesos determina que algunos enterrados pasaron por épocas de desnutrición, «se supone que por algún periodo de malas cosechas, lo que causaría hambruna en la población». Incluso se ven reflejados males compartidos a día de hoy, como artrosis en vértebras, provocadas por labores de agricultura o ganadería.

El responsable de la colección, Rafael Ronchera, detalló que todavía «hay muchos elementos por descubrir». La concejala de Cultura, María Agut, destacó por su parte «el trabajo para difundir el patrimonio y promocionarlo». El espacio del edificio Cesal ya da cuenta de estos hallazgos.