Los economistas ven ya síntomas claros de un enfriamiento económico que habrá que ver si alcanza la categoría de crisis. ¿Cómo afrontar este tiempo complejo en el que a la zozobra de las finanzas se suma una inestabilidad política desconocida en la España de 1982 en adelante? La receta del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, es un mensaje de confianza en las posibilidades de la Comunitat Valenciana y España basado en «realismo» y «ponderación» frente a «agoreros y catastrofistas», subraya.

El político valenciano, hombre fuerte del ejecutivo socialista de Pedro Sánchez, compareció ayer en una conferencia organizada por la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) y Levante-EMV ante el mundo político y empresarial valenciano. La representación institucional fue al más alto nivel: Ximo Puig, Juan Carlos Fulgencio Toni Gaspar, Arcadi España, Ana Barceló, Joan Lerma, Aurelio Martínez, Enrique Soriano, Ismael Sáez, Arturo León, Amparo Matíes, Mavi Mestre y Francisco Mora fueron algunos asistentes. Sandra Gómez, Mercedes Caballero,?Manolo Mata, Inmaculada Rodríguez-Piñero, Vicent Sarrià, Joan Calabuig, Rafa García, Mercedes Berenguer, Pepa Andrés, Ramón Vilar, Aarón Cano y José Camarasa fueron otros asistentes. Por la parte empresarial, estuvo la cúpula de la CEV, con Salvador Navarro, Eva Blasco y Vicente Lafuente, así como el presidente de la Cámara de Comercio, José Vicente Morata.

Ábalos ofreció ante ellos una lluvia de datos con los que intentó mostrar que la situación política y económica es mejor de la que algunos presentan a pesar de la ralentización del crecimiento. Las cifras también las manejó para hacer ver el compromiso del Gobierno de Sánchez en los últimos meses con la C. Valenciana.

En el análisis político fue inevitable tropezar con Cataluña. Ábalos acusó a «la injustificada estrategia obstruccionista» de las formaciones a la derecha y a la izquierda del PSOE de ayudar a «debilitar la confianza de la sociedad en el sistema». Y admitió que puede haberse agravado por las imágenes de disturbios en Cataluña. La violencia, advirtió, «no va a salir gratis». Para el ministro, no obstante, estos dos hechos han marcado unainflexión sobre el que sustentó uno de los titulares: «La sociedad no va a tolerar más irresponsabilidades que pongan en riesgo la estabilidad del país».

La solución al procés pasa por política y ley. Reivindicó esta última como «conquista progresista», ya que supone «el último instrumento del que nada tiene». Ha habido problemas, sabotajes y demás, admitió, pero «no reconocer el desfondamiento del secesionismo es minusvalorar la fuerza del Estado de derecho».