El otro día hablé por teléfono con Rodrigo Vélez, con quien, comparto labores de crítica musical en la prestigiosa revista Opera World. Aproveché la ocasión para que me explicitase más el comentario que había hecho sobre mi admirado amigo, el maestro Ramón Tebar en su Don Pascuale de la ópera de Viena. Después de pormenorizarme, como solo él sabe hacerlo, diversos momentos de la ópera y las esmeradas soluciones que prodigó su batuta, concluyó su relato al referirme las ovaciones al remate de la representación que realizó, con un: «chico, de verdad, armó el taco».

Es esta una expresión muy castiza singularmente en el mundo taurino, pero con un origen en verdad muy incierto. Diré a título de curiosidad que la palabra taco es una de las más polisémicas del castellano, pues el diccionario de la RAE, registra nada menos que 27 expresiones distintas. Dicho esto señalemos que la frase «armar el taco» casi siempre hace referencia a jaleo, alboroto, algarabía, con sentido exitoso y ello aventuro que puede proceder de una significación que deja muy clara la Real Academia en su diccionario, en una de sus referidas acepciones, señalando taco como «cilindro de trapo, estopa, arena u otra materia a propósito, con que se aprieta la carga del barreno o de un arma de fuego». En efecto, no hay celebración por estos lares hispanos que no se celebre con el disparo de salvas, cohetería o arcabuzazos, que generan estruendo, batahola y estrépito y ello con propósito de encomiar y celebrar un triunfo o un festejo. Espero que quede claro, como también espero y deseo que Tebar siga «armando el taco» en todas sus actuaciones.

*Cronista oficial de Castelló