Lo del tren de alta velocidad hasta Castellón es un sainete. Una burla. Un despropósito. Una película de Jerry Lewis. Una broma de mal gusto. Una chanza. Una ocurrencia mal parida. Una chuscada en toda regla.

Parece que no teníamos suficiente con el retraso en las obras. No habíamos sufrido bastante con los cortes salvajes en la frecuencia de los trenes de Cercanías que unían la ciudad de Castellón con Valencia.

No nos habíamos dejado pisotear los genitales lo suficiente por la tropa que ahora ocupa el Ministerio de Fomento. No.

No habíamos sido tan humillados como al parecer nos merecíamos. Y por eso, hace un par de días, nos dieron la puntilla.

Con la obra del tercer carril, ese invento maligno que ni nos dará AVE ni nos lo quitará. Que ni nos dará eje mediterráneo de mercancías ni nos lo quitará.

Ahora se nos hace saber que, cuando la obra esté acabada, las frecuencias de trenes de cercanías hasta el cap i casal se verán afectadas por siempre jamás.

Se nos dice, como si tal cosa, que AVE y cercanías son incompatibles y que nunca más tendremos frecuencias hasta Valencia cada veinte minutos. ¡Hay que joderse! ¿Y eso no nos lo podían haber dicho antes?

Entre Valencia y Castellón es necesaria una tercera vía de tren que sirva para el AVE. Entera. Completa. Y no esta auténtica tomadura de pelo. H