Esta semana he recibido el horario escolar de mis hijos. Tienen dos horas de ciencias naturales a la semana, dos de sociales y solo una de música. Tienen dos horas de educación física, una de tutoriales y para mi asombro dos horas semanales de religión. Como es obvio, las matemáticas y la lengua siguen siendo las reinas, solo faltaba eso. El caso, queridos lectores, es que me parece asombroso que en pleno siglo XXI, en una escuela pública, se impartan las mismas horas de religión que de naturales o sociales.

El colegio es el templo de la ciencia. Ni de la religión ni de los valores. La religión se enseña durante la catequesis. Los valores se enseñan en casa. En el entorno familiar y de amistades más próximas. En el colegio, más allá de la evidente formación cívica que todo aquel que se va a desenvolver en sociedad debe recibir, solo debería enseñarse ciencia. Matemáticas, lengua, física, sociales, filosofía, naturales, música, plástica, idiomas, gimnasia, informática, etc.

DE LA MISMA forma que no me consta que en ninguna parroquia se enseñe la teoría de la evolución de las especies de Darwin, o de la gravedad de Newton, me parece absurdo que en los colegios valencianos se les cuente a los estudiantes la historia de Adán y Eva o de Jonás y sus aventuras en la panza de una ballena.

*Escritor