El primer objetivo del presidente brasileño electo, según sus declaraciones, es desideologizar la educación. Pretende eliminar toda manifestación ideológica en las aulas, creando canales anónimos para que los alumnos denuncien a aquellos profesores que se atrevan a pronunciar palabras como género, orientación sexual o, sencillamente, criticar a su gobierno. Nada nuevo bajo el sol. Ya hemos pasado por una dictadura donde los derechos de expresión y la pluralidad de pensamiento estaban prohibidas, donde nos adoctrinaban sobre la supremacía del varón y la pureza de la raza española. Lo mismo ocurre actualmente cuando se pide información sobre quienes trabajan en las unidades de valoración integral de violencia de género en la comunidad andaluza. Supongo que el vicepresidente querrá saludarles personalmente o, a lo mejor, no se cree el número de mujeres muertas por sus maridos. Me parece bien que hayan empezado tan temprano, alguien se dará cuenta de qué votó.

Nuestra democracia se basa en el pluralismo cultural y político, en que las diferentes formas de pensar y de ser puedan convivir juntas, más aún, ayudarse solidariamente. Ideología significa, en positivo, un conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, colectividad o época. En negativo, ideología significa manipulación u ocultamiento de la realidad. Hay gente que no las diferencia. La única ideología que todos debemos compartir y en la que debemos educar es la de los derechos humanos, en la igual consideración y respeto por la dignidad de todas las personas.

*Catedrático de Ética