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Dirección de lujo para la Orquestra Simfònica de Castelló, que acompañará a Raphael en el magno concierto que el Niño de Linares protagonizará el viernes en la plaza de toros. Rubén Díez, avilesino de pro, es una avezado profesional de la batuta, quien califica de «reto personal» su colaboración con el cantante. «Es una responsabilidad trabajar con uno de los grandes», sentencia. En palabras para Mediterráneo asegura que la unión entre las canciones de Raphael y lo sinfónico «es una simbiosis que servirá para descubrir a un Raphael inmenso». Asimismo, asegura que el público de Castellón «entiende de buena música».

--¿Cómo surge la oportunidad de trabajar con Raphael?

--Fue en el año 2015, con el anterior proyecto sinfónico del cantante, cuando su arreglista, Fernando Velázquez, me pidió que fuese el director de las orquestas sinfónicas con las que iba a actuar Raphael. Dije que sí y entré en una aventura que resulta maravillosa. En un mundo de calidad y buen hacer.

--¿Qué supone para usted?

--Un reto personal. Acompañar a un artista que es el más grande. Acoplar el mundo sinfónico a la música de una leyenda vida de la canción no solamente enriquece mi trayectoria profesional, sino que es todo un ejercicio de equilibrio de música de alta gama y de calidad interpretativa del cantante.

--Una simbiosis de géneros.

--Efectivamente. Muchas de las personas que van a los conciertos de Raphael nunca habían escuchado una orquesta sinfónica y otros tantos nunca habían estado presentes en una audición del cantante. Hay una mimetización de estilos e instrumentación.

--Trabajar con Raphael, ¿es duro?

--Es una exigencia constante. Pero con un trato humano extraordinario.

--¿Qué referencias tiene de la Orquestra Simfònica de Castelló?

--Sé que es una orquesta joven, con mucho camino por recorrer y con futuro.

--¿Cómo es el público de Castelló?

--Ya participé en el concierto del cantante en Onda. Los castellonenses entienden y saben de buena música.