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El 31 de julio del 2017 la vida de Susana Llorens dejó de ser la misma. Esta vecina de Castellón, administrativa de 46 años, acudió a su oncólogo para conocer los resultados de su mamografía. Sus dos hijas, de 7 y 13 años, estaban instaladas ya en Cortes de Arenoso, donde la familia suele pasar cada verano, y solo contaba los días para poder trasladarse allí. Pero la noticia que le hizo llegar el doctor le trastocó todos los planes. «Soy muy optimista, así que el diagnóstico me pilló totalmente desprevenida. Piensas que es algo que ocurre en la casa de los demás, pero esta vez me tocó vivirlo a mí», recuerda.

Hoy, Día Internacional Contra el Cáncer de Mama, Susana echa la vista atrás para rememorar el calvario que tuvo que sufrir en primera persona. Después de un año «extremadamente duro» y con dos operaciones de por medio, entre ellas una mastectomía profiláctica --«en un principio me negaba a que me extirparan un pecho»--, el pasado 13 de septiembre llegó por suerte al final del túnel, cuando le comunicaron que tenía los márgenes limpios y estaba por fin libre de la enfermedad.

Atrás quedan ya los «jueves de spa» --el día semanal que le tocaba ir a recibir la quimioterapia-- y el miedo a contar al mundo que padecía cáncer de mama. Lo que guardará para siempre en la mochila es el apoyo recibido por todos. «No tengo palabras de agradecimiento. Mi marido ha sido un pilar fundamental todo este tiempo, mis hijas lo llevaron con una naturalidad sorprendente, mi empresa --llevaba solo un mes trabajando cuando le diagnosticaron el tumor-- hubiera podido decir que no había superado el periodo de prueba, pero confió en mí, el personal del Hospital Provincial y General demostró una inmensa calidez humana y empatía... Sin todo el cariño hubiera sido imposible salir adelante», enumera Susana.

Y lanza un mensaje de superación a otras mujeres que, como ella, hayan tenido que sufrir este terrible revés: «Hemos de ser fuertes. Yo fui incapaz de contar al principio a mis niñas y a mis padres que tenía cáncer de mama. Me veía incapaz de subir al pueblo, pero no podemos dejar que nos venza y nos bloquee. Es una experiencia durísima, pero se sale. Y tanto que se sale».