La taberna El Roble se ha convertido en centro de la solidaridad y la cooperación en Castellón. Desde hace dos años, Inma Mateo y su marido Ángel regentan el local y tuvieron una caritativa idea: dar de comer a niños sin recursos, cuya situación se vuelve insostenible sin los comedores escolares.

Cáritas aseguró a este matrimonio que no hay “niños viviendo debajo de un puente en Castellón”, pero sí algunos “que solo pueden comer mortadela” y a ellos iba enfocada su idea. Son tres las familias que acogen, una cada semana. Les hubiera gustado que solo acudieran menores, “ya que son los más indefensos”, pero debido al sistema eso resulta imposible.

Para atender a esos pequeños, Mateo debía sacarse el justificante de penales y como no quería “perder más tiempo” decidió que le daba igual que fuera una familia monoparental que pasara por una situación de vulnerabilidad. Así fue como con Cáritas contactó con una madre y sus 3 hijos y, a partir de ahí, conocieron a otras dos familias. Cada madre cuenta con tres hijos. El más pequeño de los niños que atienden tiene 3 años y el mayor 12.

Una de las mujeres es de origen rumano y las otras dos, nigerianas. Una de ellas ha sufrido en sus carnes la lacra de la violencia machista y desde El Roble no lo dudaron a la hora de ofrecerle toda la ayuda y el apoyo posible, tanto ella como a sus hijos.

Los niños siempre han mostrado un gran agradecimiento hacia Inma y Ángel, ya que gracias a ellos tienen un plato de comida caliente en la mesa. Los propietarios del restaurante, como no podría ser de otra forma, ya empiezan a cogerles cariño a los niños y su único objetivo es ayudarles para que puedan seguir adelante y tengan la mejor calidad de vida posible.

Estas mujeres solo luchan por tener un porvenir y un futuro con el que sacar adelante a sus hijos. Emigrar siempre es difícil y si no se cuentan con ayuda y con los recursos necesarios, la situación se complica aún más. Toda la ayuda que se pueda ofrecer antes estos casos es realmente poca.

En una época en la que el drama de los refugiados está muy presente en la actualidad y en el pensamiento de muchos ciudadanos, la solidaridad es cada vez más importante, y más si hay niños involucrados. Los menores no tienen culpa de la situación política, económica o social de sus países y su vulnerabilidad se agrava cuando ocurren situaciones de conflicto.

El 27 de junio empezaron con este proyecto que terminará el próximo 27 de agosto, de acuerdo con Cáritas. Inma Mateu no es una persona católica practicante, pero el tema del hambre y los niños le “toca muy adentro” y teniendo una herramienta como es el restaurante El Roble, le pareció que tenían “que aprovecharla”.

Se trata de una labor remarcable y digna de mención. En un mundo cada vez más dividido es de agradecer el esfuerzo de Inma y Ángel por ayudar al prójimo, venga de donde venga. Desde este verano, la taberna El Roble se ha convertido en un medio de ayuda a los más necesitados y a sus familias. H