Con motivo de mi visita a la exposición del Museo de Bellas Artes de los bocetos preliminares de Sorolla para efectuar los murales de la Hispanic Society a los que ya me referí en esta columna, la semana pasada telefoneé a la comisaria de la muestra, mi buena amiga Carmen Pérez, para felicitarla. En la conversación, me informó de que con motivo de su visita a la sociedad hispánica neoyorquina, halló en una faltriquera del amplio inmueble, los pliegos con los bosquejos preparatorios que ahora se exhiben, que estaban en un estado de conservación bastante deficiente. Tras conseguir de las instituciones el beneplácito para la restauración, esta se llevó a cabo en el IVACOR, lo que ha permitido, aparte de devolver a los papeles su prístina lozanía, el conocer los sistemas procedimentales de la pintura de Sorolla.

En medio de una conversación muy ilustrativa, fue un enorme desencanto saber, por boca de la que fue su directora, que el IVACOR (hoy IVC+R) abandonará Castellón para irse a Valencia, sin saber aún donde se ubicará y como quedarán laboralmente sus especialistas. El instituto, nacido de la unión del taller de restauración de la Diputación y del Consell, ha trabajado sobre obras excepcionales, a las que ha devuelto su lustre y ha colocado a Castellón en cabeza de los centros similares españoles, y aún europeos.

¿Será posible que las autoridades locales y provinciales lo permitan? Esperemos que no. H