Es una patología, una epidemia que se contagia y se extiende rápidamente. Sus síntomas son: adicción, ansiedad, irritabilidad, tensión, estrés, falta de concentración, pérdida de apetito y de sueño, inquietud, alteraciones emocionales, bajo rendimiento escolar y laboral, fatiga, pérdida de interés en compartir tiempo con la pareja o la familia o por hacer cualquier cosa que no se pueda simultanear con el uso del aparato y en general múltiples trastornos de salud. Viven en un mundo virtual, que no existe, afectando sus relaciones con personas del mundo real.

A la dependencia extrema del móvil se le llama monofobia y supone un impulso incontrolable de usar el teléfono sin parar, pasa a ser una conducta repetitiva y crea adicción psicológica. Qué triste la imagen de una pareja en un restaurante, con la cabeza baja mirando el teléfono y tecleando con ainco despreciando la comida y la compañía. O que el 20% de los atropellos sean a peatones que miran la pantalla. Ese uso desenfrenado del celular, esa falta de educación para los que tienes al lado, esa esclavitud, esa telefonitis aguda se debe básicamente a la falta de sentido común y requiere ayuda profesional, darse cuenta del problema y querer solucionarlo. Hay que aprender cuándo apagar el móvil. Hoy todos tenemos uno que posee un sin fin de funciones, internet, fotos, videos, música, etc. El uso de las nuevas tecnologías es útil si se hace de manera racional. Que tu móvil no sea tu enemigo. Desconecta de la red para conectarte a la vida. H