Las fronteras han marcado la historia de los pueblos y su evolución ha quedado plasmada a lo largo de los tiempos en una cartografía que es un testimonio visual de cómo se organizaban los antepasados política y geográficamente. Sobre esos cambios históricos versa una muestra que puede visitarse hasta el próximo 28 de enero en el Menador de Castellón, donde se recoge una amplia representación de mapas originales de los territorios de la antigua Corona de Aragón, que están datados entre los siglos XVI y XVIII.

La idea original parte del Vicerectorado de Cultura de la Universitat Jaume I, de la mano de Vicent Garcia Edo y Rosa Gómez Albiñana, comisarios de la muestra, que han recopilado 60 mapas, «impresos en España, Francia, Países Bajos, Italia, Alemania y Austria». El más antiguo es uno del antiguo Regne de València «confeccionado por el geógrafo valenciano Jerónimo Muñoz en el año 1568 y publicado en la ciudad belga de Amberes en el año 1584».

Esta recopilación gráfica despierta curiosidad por sus detalles, por esa constatación de lo mucho que ha cambiado la distribución y relación con Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia.

Lo más impresionante de estos trabajos es saber que no contaban con la actual tecnología para determinar con tanta precisión conceptos tan sensibles como la división territorial. Los organizadores atestiguan que los mapas expuestos son obra de «los cartógrafos europeos más importantes de todos los tiempos» y nombran a personajes como Abraham Ortelius, Jodocus Hondius, Wilhelm Blaew... Todos reconocidos en una muestra en la que también resaltan los españoles, entre los que «hay trabajos espléndidos, como el mapa mural de Cataluña de Josep Aparici (1769), su equivalente de Aragón de Tomás de Lezaún (1777) o la magnífica colección de mapas de todos los estados de la corona aragonesa, obra de Tomás López». Entre estos últimos, destaca el «rarísimo» Mapa del reyno de Valencia, datado en 1762, «adquirido hace poco para conmemorar el 25º aniversario de la UJI», detallan.

Alta precisión

Imágenes diseñadas al detalle, con asombrosa precisión, a pesar de la escasez de medios tecnológicos; porciones de historia que cuentan mucho sin apenas decir nada y que gracias a la labor desarrollada por Vicent Garcia Edo y Rosa Gómez Albiñana ofrecen la oportunidad de viajar por el pasado, como lo harían los antiguos pobladores.

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