Lo que está pasando con la limpieza de varios institutos y escuelas infantiles de la provincia es una vergüenza. Es tercermundista. Repugnante. Es algo inexplicable e inaceptable.

¿De verdad han de moverse nuestros hijos entre bolsas de basura, desperdicios, suciedad y mugre durante su jornada escolar? ¿No se puede hacer nada para poner fin a esta situación? La cabezonería de los implicados clama al cielo.

CONTRATISTA, consejería, sindicatos, empleados y directores de centros docentes deben estar a la altura de las circunstancias, cada uno en la medida de sus derechos y obligaciones, y alcanzar un acuerdo para acabar con la huelga de limpieza.

Rescatar personas, hasta donde alcanza mi leal saber y entender, no conlleva obligar a nuestros hijos a compartir espacio educativo con toneladas de desperdicios.

CAMBIANDO de tema, pero en la misma línea, cabe decir que la canalización de aguas fétidas que baja desde la calle Rafalafena de Castellón hasta la depuradora continúa filtrando olores. Es lógica la existencia de imbornales que recojan las aguas pluviales, y hasta entendible que esos imbornales, en determinados días, dejen escapar algún que otro pestazo. Pero que uno de esos imbornales esté situado frente a la misma puerta del colegio Bernat Artola, ahogando a padres, profesores y alumnos un día sí y otro también no tiene el menor sentido.

A ver si alguien le mete mano a este tema. A ver si alguien nos rescata.

*Escritor