Hermanos: acabo de ver un mapa de la Comunitat Valenciana vaciada donde, en tonos que van desde el rosa claro al rojo intenso, se resaltan los municipios de nuestro territorio que más han sufrido la variación de despoblamiento desde el 2000 hasta ahora. Y nuestra provincia da realmente pena. Dos terceras partes de la provincia está teñida de colores rojizos. Prácticamente solo se salva la franja costera. Lo que vendría a ser la parte llana de la provincia de Castellón y algún pueblo de la franja intermedia que funcionan, en este caso, como capitales comarcales.

Desde la Generalitat valenciana se ha creado la Dirección General contra la despoblación, y su sede está ubicada en Castellón como prueba de la preocupación que el nuevo gobierno del Botànic II se tiene por este grave problema.

Por otro lado, y como dato destacado, en este periodo de 20 años los movimientos de población son muy curiosos. Así, la población autóctona ha ido abandonando paulatinamente sus pueblos de interior, pero ha habido otras gentes que han ido ocupando parcialmente su hueco. Y son los extranjeros que han venido a trabajar duro en lugares donde no se puede trabajar de otra manera.

Nuestro interior, que ya no es agrícola ni ganadero, salvas las excepciones, ha optado por la segunda residencia vacacional y el turismo de interior como soluciones alternativas a la muerte anunciada. Y si no somos los españolitos los que estamos prestando los servicios necesarios, pues tendrán que ser otros los que los presten.

Si somos capaces de contener la xenofobia latente en nuestra sociedad igual esa podría ser la solución.

*Urbanista