La afición amarilla dejó clavada otra pica en Liverpool, uno de los escenarios que el pasado jueves se añadieron a la ya larga lista de visitas del Villarreal y sus seguidores en competiciones continentales. La parroquia grogueta dejó huella en el mítico Anfield, hasta el punto de ser despedida con aplausos por los seguidores reds, con los que los hinchas del Submarino han convivido durante dos días en los puntos más emblemáticos de la ciudad inglesa.

Desplazar a 2.000 seguidores y que no se produzca ni un mínimo incidente durante 48 horas no está al alcance de muchos clubs. Los seguidores del Villarreal dieron otra lección de civismo en Europa, y de hermanamiento con una afición, la del Liverpool, que agradeció el recuerdo que dedicó tanto la entidad vila-realense como su afición a los 96 de los suyos que fallecieron en la tragedia de Hillsborough (Sheffield), en el año 1989, antes de un Liverpool-Nottingham de la Cup.

Ni siquiera en la derrota, durísima, varió el buen comportamiento de los groguets que acompañaron a los de Marcelino en su última parada de esta Europa League y que aún tuvieron que sufrir otro contratiempo, en forma de retrasos, a la hora de emprender el regreso a Vila-real. La desorganización de los empleados del aeropuerto John Lennon demoró durante más de dos horas los vuelos. Los últimos aterrizaron en Vilanova a las nueve y media de la mañana. La afición amarilla demostró que es de Champions. H