El Atlético de Madrid consiguió una agónica clasificación para los cuartos de final de la Liga de Campeones en la tanda de penaltis, al 16º lanzamiento, anotado por Juanfran Torres, el impulso definitivo para el pase del conjunto rojiblanco entre un sufrimiento tremendo (8-7).

Y de ahí al éxtasis en el Vicente Calderón, en un partido equilibrado, con el 0-0 inamovible en los 90 minutos de la ida y en los 120 de la vuelta, en la que el Atlético siempre jugó en el alambre, sobre todo la primera parte, desactivado por el PSV, mejoró en la segunda parte y encontró recompensa al esfuerzo al final.

Desde la puesta en escena del equipo visitante, un meticuloso plan de Phillip Cocu, anuló a un conjunto rojiblanco desubicado, impreciso, a remolque en cada sector del campo, con balón y sin él. Superado. Sufrió el Atlético al inicio. Ni fue el dueño de los espacios, una prioridad para Simeone, ni de la posesión.

Tampoco agobió a su contrincante en su área, salvo en el pasaje final rumbo al descanso, ni generó todo el caudal ofensivo que requiere un duelo con la obligación de marcar gol; solo cuando encontró entre líneas a Griezmann, el protagonista de la única ocasión del Atlético en el toda la primera parte.

Por su parte, el PSV se mostró más acertado en la medular y en su propia área que en la rival. La mejor ocasión de los holandeses fue un disparo de Jurgen Locadia que entre Jan Oblak y el poste rechazaron fuera de la portería.

Entre la tensión del 0-0 y del reloj todo se detuvo en ataque hasta otra acción de Torres, el mejor por atrevimiento, por regate, por potencia y por intención del Atlético en toda la segunda parte. Su trallazo dentro del área chocó contra el poste. Había prórroga. Y sin Godín, lesionado y sustituido por Lucas Hernández.

Una prueba más de carácter para el Atlético de Madrid, visiblemente desfondado, como su adversario, pero con la iniciativa, con un cabezazo de Lucas, con un tiro centrado de Griezmann y con tanto cansancio en las piernas que fue imposible evitar los penaltis. Al decimosexto, el marcado por Juanfran Torres, llegó por fin la euforia al Calderón. H