El Villarreal CF aprobó con un aprobado raso, pese a imponerse por 3-1, su primer examen europeo del ejercicio 2017/18. Cierto es que ni el horario del partido, las 19.00 horas en día laboral, ni el rival, el poco glamuroso Astana de Kazajistán, ayudaron, pero al Submarino le falta todavía mucho rodaje para ser el equipo que todos esperan.

Era la primera jornada de la fase de grupos de la Europa League, bendita competición que ojalá podamos seguir disfrutando de ella muchísimos años, por no hablar de la Champions League. Y el objetivo, evidentemente, era sumar los tres puntos de un Estadio de la Cerámica que debe ser un fortín en las tres competiciones esta temporada.

El Villarreal cumplió el expediente con una victoria más sufrida de lo esperado y con muy poco ritmo, marcada por el tempranero gol de Nicola Sansone al cuarto de hora y por la relajación posterior que estuvo a punto de costarle un disgusto mayor.

Al ser duelo entre semana, Escribá apostó por hacer algunas rotaciones, siendo cinco los cambios que realizó en relación a la victoria liguera del pasado domingo ante el Real Betis. En especial, las variaciones vinieron en defensa, donde solo repitió Jaume Costa entrando en el equipo Mario, Bonera y Semedo, así como en la delantera, donde el turco Enes Ünal y el italiano Nicola Sansone reemplazaron a la dupla atacante Bacca-Bakambu.

En los primeros compases parecía que se iba a ver una buena versión del Submarino, con un centro del campo dominador, comandado por Manu Trigueros y Rodrigo, con la ayuda de Pablo Fornals, pero a medida que pasaron los minutos el duelo fue entrando en una fase monótona en la que los kazajos se crecieron hasta tal punto que la victoria llegó a correr peligro.

GOL Y SIESTA / El gol amarillo de la primera mitad fue un espejismo. Sansone rompió la defensa de cinco con un desmarque marca de la casa entre dos de los centrales para plantarse ante el meta Eric y fusilarle entre las piernas.

Solo había pasado un cuarto de hora y la hinchada amarilla se las prometía muy felices. Pero tras ello, con los euroasiáticos bien agazapados atrás, el duelo pasó a ser un rondo amarillo carente de profundidad y ocasiones de gol. Incluso antes del descanso, en algunas buenas contras conducidas por el ghanés Twumasi, el Astana pudo lograr la igualada, con un par de acciones bien solventadas por el guardameta groguet Mariano Barbosa.

La siesta en la que se convirtió el partido se contagió en el segundo acto, ya que tras la reanudación, el Villarreal siguió mostrándose falto de profundidad y mordiente ofensiva.

Una pasividad que aprovecharon los visitantes para dar un paso al frente, siendo dominadores del juego en los 20 minutos iniciales de la segunda mitad.

En la grada empezaba el run run habitual de cuando tu equipo no está bien, y los kazajos avisaron con dos buenos remates de cabeza del gigante Murtazayev.

Y a la tercera fue la vencida. Tras un córner, el central Logvinenko entró como un obús en el área pequeña y remató con la testa a la red, derribando a sus dos oponentes, el turco Enes Ünal y Rodrigo, que nada pudieron hacer para evitar el tanto.

PUNTO DE INFLEXIÓN / Dicho mazazo llegaba en el minuto 67, pero curiosamente el empate sirvió para despertar a un Villarreal al que Fran Escribá ya había modificado con dos cambios, dando entrada a Bakambu y Cheryshev por Sansone y Fornals.

Y las modificaciones dieron sus frutos. El Submarino ganó en intensidad, motivación y frescura. Restaban 20 minutos para el final del choque y solo un golpe de raza podía reactivar a un combinado de la Plana Baixa demasiado adormilado.

Y apareció esa raza que lideró un Bakambu que se fabricó el 2-1 a base de garra en el minuto 74. El franco-congoleño robó el balón cerca del área, se peleó con los rivales en busca de una opción clara de tiro y fusiló al meta visitante de disparo cruzado.

Un gol que contagió a futbolistas y aficionados, y que tuvo continuidad dos minutos después, cuando Rodrigo se internó por la derecha e hizo el pase de la muerta al segundo palo… en el que apareció Denis Cheryshev, quien regresaba siete meses después de su último partido oficial y lo hacía marcando.

Dos goles que dieron respiro al equipo y que sirven para lograr la primera victoria en le Europa League y que sitúan líder al Submarino, aunque empatado a tres puntos con el Slavia de Praga, que venció 1-0 al Maccabi de Tel Aviv en tierras checas.

Buen arranque europeo pero muchas incógnitas por resolver en un Villarreal al que, por ahora, todavía le falta mucho más ritmo e intensidad en el juego y que ayer la excesiva relajación pudo haberle costado cara.