Un derbi a cero, el primero de la historia en el Metropolitano, reafirmó las dudas del Atlético y el Real Madrid, apartados de su mejor versión a estas alturas del curso, más lejos del liderato (a 10 puntos del Barcelona) y igualados en un derbi frustrante, del que ambos salen derrotados.

Porque el punto no les vale para casi nada en sus pretensiones en la Liga. Porque el juego tampoco sirve para nada, si se trata de recuperar sensaciones perdidas, salvo en casos individuales y puntuales. Porque aún anhelan a Griezmann, Cristiano o Benzema y porque ganar un derbi en los últimos tiempos requiere mucho más de lo que demostraron ambos contendientes este sábado.

El partido fue más tenso que preciso, más vibrante que brillante, más de pelea que de combinación, con la presión que había generado el Barcelona horas antes.

La táctica está muy medida. Pero incluso hubo margen hasta para el error, unos cuantos, como la primera ocasión: un regalo de Varane a Correa que el argentino malgastó ante Casilla; una concesión defensiva del Madrid y una concesión ofensiva del Atlético en el minuto 3, con lo que puede suponer en un partido así.

IMPRECISO // No marcó el Atlético, inseguro esta temporada en los últimos metros, donde se ganan los partidos, pero también con unas dificultades evidentes para crear ocasiones como no se le ha visto casi nunca en la era Simeone, quien pobló su centro del campo con cinco hombres.

Un plan efectivo un rato ante el Madrid, contenido entonces, cortado en sus transiciones de medio campo, sin vías para desbordar y sin espacio adelante para correr durante media hora de posesiones sin profundidad del equipo blanco, verticalidad embarullada en el bloque rojiblanco y sin ninguna oportunidad más.

Cada centro sobre el área del visitante, con Isco perfilado hacia la izquierda para medir sus regates con Juanfran, lo repelía omnipresente Savic; cada intento en ataque del Atlético, se perdía en un regate, en un arrebato incontrolado o en tantos metros por recorrer, sobre todo desde el minuto 30. Ahí ya había cambiado el partido. Ya sentía más descontrol el Atlético y ya encontraba más huecos el Madrid, como en una pared entre Cristiano y Kroos finalizada fuera por el alemán, en una sucesión de centros por la izquierda de Isco o Marcelo o un cabezazo de Ramos que terminó con un golpe y sangre en la nariz. Pidió penalti y aguantó hasta el descanso, con el tabique roto.

Preso de la táctica el Atlético, sin el desborde constante el Madrid (todo fiado a una genialidad de Isco), el primer tiempo terminó con la sensación de que uno y otro tienen mucho más, también de que la victoria en un derbi exige más, pero, a la vez, de que ya se jugaba más a lo que proponía el equipo blanco que el local.

CAMBIOS LOCALES // Necesitaba un impulso el Atlético. Lo buscó Simeone en Carrasco (entró en lugar de Thomas). Tuvo algo de efecto en el Atlético, que dio un paso adelante; por extensión en un Madrid que, de pronto, sin que su rival hiciera nada muy diferente de lo anterior, desapareció del campo contrario, sin noticias de Benzema y Cristiano. Tampoco al otro lado de Griezmann, pitado cuando fue sustituido por Torres, en el minuto 76.

El fuenlabreño y Gameiro (por Correa) fueron la apuesta final de Simeone. La primera conexión entre los dos, finalizada por el francés, la sacó bajo palos Varane, oportuno ante la vaselina que había superado a Casilla. En el otro lado, Oblak repelió una falta de Cristiano y un disparo de Kroos, destino al 0-0.

FROTARSE LAS MANOS // Mientras el Barcelona, ganador horas antes en Leganés, se frotaba las manos, acomodado en la cima de la clasificación con el mejor resultado posible para sus intereses entre el Atlético y el Madrid, protagonistas de un derbi frustrante y de bajo nivel... y dos puntos más lejos, mucho, de los culés.