«Tengo que esforzarme en tratar de ser igual de rápido que el año pasado, pero caerme menos. No tiene sentido caerse 27 veces. Tuve mucha suerte. He de buscar la manera de no caerme tanto». Marc Márquez, el muchacho que el mes que viene cumplirá 25 años, el chico que ha revolucionado la competición en MotoGP, ganando cuatro de los últimos cinco títulos mundiales, venciendo en 35 de los últimos 90 grandes premios (más que nadie), sumando 45 poles (más que nadie) y dominando buena parte de los fines de semana, parece listo para un nuevo campeonato, después del apasionante desenlace del último, el 12 de noviembre en el circuito de Cheste (Valencia).

La preparación

Márquez, que apenas ha tenido vacaciones, a lo sumo dos días de nieve en Andorra y algo de diversión en una pequeña estancia en el remozado circuito Red Sand MX Park de Vilafamés, donde se pasó el día entrenándose con su hermano Àlex (piloto de Moto2) y su amigo Josep Garcia, un auténtico crack del enduro a sus 20 años, flamante campeón del mundo, compartiendo alguna que otra cena, no se ha separado durante los últimos meses de su amigo y espárring José Luis Martínez, otro loco del motocrós y el enduro; ni tampoco de su preparador físico, el original Genís Cuadros, el técnico que prefiere que sea gato (flexible) que perro (robusto), «porque así, si se cae, tiene menos posibilidades de hacerse daño, de sufrir fracturas».

El joven de Cervera (Lleida), que, al igual que el resto de candidatos y pilotos al título de la categoría reina, arrancarán la temporada este fin de semana, en el circuito de Sepang (Malasia), con los primeros test oficiales, está convencido de que la competencia aumentará este año. Márquez piensa que a la capacidad intimidatoria del veterano Valentino Rossi, se sumará un año más de experiencia de Maverick Viñales (el equipo Movistar-Yamaha se presentará mañana en Madrid), la regularidad de Dani Pedrosa (Honda), la inteligencia del también italiano Andrea Dovizioso y el salto de calidad de Jorge Lorenzo, al que ya ve «perfectamente capacitado, ya, para empezar a ganar con Ducati».

Ducati quiere el título

«Cada año empieza de cero. No vale lo que hemos hecho. Todo es nuevo y habrá que volver a trabajar duro, muy duro, para tener posibilidades de éxito», insiste Márquez, que quedó bastante contento del primer prototipo de Honda, que probó en Cheste apenas 48 horas después de conquistar, en ese trazado, su sexto título mundial, cuarto en MotoGP.

El trabajo más importante en los tres tests que afrontan ahora los favoritos (Malasia, 28 de enero; Tailandia, 16 de febrero; y Qatar, 1 de marzo) es perfilar, definir y decidir qué motor escogen, pues una vez decidido el motor a utilizar, se precintan y ya no pueden cambiarlos en los 19 grandes premios que se correrán este año, empezando, el próximo 18 de marzo, en la noche de Doha.

«Cierto, el año pasado ganamos seis grandes premios y Andrea [Dovizioso] estuvo peleando por el título hasta las últimas vueltas del campeonato. Este año queremos más, ¡claro que sí!, aunque no deberíamos de olvidarnos que el favorito, el gran favorito, continúa siendo Marc [Márquez], quien ha ganado cuatro de los últimos cinco Mundiales». Paolo Ciabatti, director deportivo de Ducati Corse, no quiso engañar a nadie en la presentación, la pasado semana, del equipo de Borgo Panigale, en Bolonia (Italia).

Lorenzo quiere divertirse

«Intentaremos repetir la excelente temporada del pasado año…, pero ganado el título», manifestó Dovi, con la modestia de siempre. «Nos vamos a divertir», anunció el tricampeón mallorquín. «Le hemos sacado algunos caballos más a nuestro motor», adelantó el ingeniero Gigi Dall’Ignia, el creador de la Ducati.

El mayor peligro de la pretemporada, en la que los pilotos han de entrenarse a tope porque, de lo contrario, no podrían valorar la eficacia del material que prueban, es sufrir una caída que les impidan empezar el Mundial con las máximas garantías. No sería la primera vez que ocurre. Hay algunos, como el inglés Cal Crutchlow (Honda), que aparecerá en Sepang con el brazo izquierdo repleto de rasguños, fruto de una caída mientras practicaba bicicleta de montaña con su compatriota y amigo Mark Cavendish, uno de los esprinters más reputados del pelotón internacional.