Óscar Cano era un hombre feliz tras el encuentro de ayer. Primero, como no, por unos tres puntos que dejan al Castellón a tiro de piedra del liderato; segundo, porque salvó las papeleta ante el que, en su opinión, «ha sido el mejor equipo que ha pasado por Castalia esta temporada; y tercero, porque tras el 1-0 de ayer ante el Espanyol B ve cumplido el primer objetivo, el primordial. «Podemos hablar de que el Castellón va a ser un año más un equipo en Segunda B. Parece una locura decir esto, yendo segundos y con media temporada por jugarse, pero vinimos para estabilizar un proyecto y está estabilizado», decía el preparador.

Cano felicitó públicamente a sus jugadores por el esfuerzo titánico ante unos periquitos —«internacionales en muchos casos», puntualiza— que pusieron en jaque a los suyos durante buena parte del encuentro. «Han sabido llevarnos al límite, y no solo a los jugadores, sino también al cuerpo técnico para obligarnos a acertar con los cambios», elogiaba Cano al Espanyol B.

Como el resto de los espectadores que ayer fueron a Castalia, Cano también tenía la sensación de que un minuto resumió el encuentro, aunque el técnico lamentaba que una de las jugadas clave de la tarde, la del penalti de Carles a Nico, «vino precedida por una falta a favor nuestro, sobre Íñigo». «Después viene la gran parada de Álvaro [Campos] y a raíz de ella la gente se enchufa y con ese subidón de adrenalina ha llegado el gol», analizaba.

Por su parte, José Aurelio Gay, entrenador del Espanyol B, lamentaba que sus jugadores no hubieran podido aprovechar sus fases de dominio para, al final, ceder sus opciones «en el penalti fallado». «Ha sido la clave, la jugada que ha resumido todo el encuentro», decía Gay.