El Castellón tiene pie y medio en las semifinales de la Copa RFEF, tras un partido insólito contra un rival que pasó de tenerlo todo perdido (3-0 al descanso... y gracias) a aferrarse al 3-1 para soñar con seguir haciendo historia... si los albinegros le dejan.

Existía más que curiosidad por si la leyenda que precedía al Gerena, esa concepción entre romántica y quimérica del balón al pasto siempre, aun en Tercera División, era real. Ni 10 segundos tardó en confirmarlo, con un arriesgado recorte de su portero, en el punto de penalti, sobre Yagüe. Pase lo que pase en esta eliminatoria, su propuesta es un soplo de aire fresco y pone en entredicho la idea de que el fútbol, en esta categoría, es balón y tentetieso.

Enfrente se encontró con un hipermotivado Castellón que adelantó la línea de presión hasta límites insospechados. La alineación de Calderé, con la inclusión del máximo realizador liguero cuando descansaba en esta competición, era una declaración de intenciones. Eso por no hablar de la titularidad, junto al de Vilassar de Mar, de Rubén Suárez, Pruden y Víctor Pino. Si no quieren fútbol ofensivo, tomen dos tazas.

VENTAJA // La ilusión visitante por vivir un histórico momento duró hasta que, en dos fogonazos, Yagüe en un córner y el debutante Pruden en una brillante acción personal, pusieron el 2-0 cuando el primer tiempo llegaba a su ecuador. Antes, el grauero había gozado de dos ocasiones pintiparadas, si bien los sevillanos también se habían asomado con cierta intención al área de Álex Ruiz.

Ni con esa diferencia se traicionó a sí mismo el Gerena. Puso en serios aprietos al portero hispano-francés que, con la ayuda de Juanra, impidió el 2-1. El Castellón asestó un tercer golpe. Pruden -¡vaya tarjeta de presentación!- apostó por un tiro desde la media distancia, más ajustado que potente, para dejar la eliminatoria, incluso, a punto de caramelo, antes del minuto 45.

El segundo acto fue bien distinto. Arrancó con dos cambios y un nuevo sistema por parte de José Juan Romero. La pelota pasó a ser monopolio, única y exclusivamente, de los futbolistas mineros, aunque las oportunidades ya no abundaban como antes.

El Gerena penalizó cierto aburguesamiento de locales, inéditos en ataque, no solo frenados por el viento en contra, sino por un rival que ya se pareció al que todos los informes ponían por las nubes. Francis hizo el 3-1, a 20 minutos del final, lo que le permitió encarar la vuelta con algo de esperanza, aunque el Castellón demostró cómo puede hacerle daño. H