Igual que vuelven las oscuras golondrinas, como el turrón El Almendro que siempre regresa a casa por Navidad, como las canicas del vecino que irremediablemente caen un par de veces por semana sobre tu techo cuando te empieza a entrar el primer sueño... Cada final de temporada en Primera División, en su última jornada, la competición se convierte en una enorme timba en la que todo está en venta o, como mínimo, bajo sospecha. Este año no podía ser menos y así, esta misma semana, Javier Tebas, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), denunciaba la sospecha de un amaño masivo de partidos. Algo así como un congreso en lo que se junta lo mejor de cada casa: trileros, trapaceros, ruines, estafadores y hasta puede que estén involucrados tipos de esos que trafican con hembras de cachondez exagerada.

Si lo ha afirmado Tebas, puede ser verdad... o puede que no haya absolutamente nada, porque con esta clase de dirigentes nunca se sabe. El jefe del fútbol patrio ha soltado la boñiga en mitad de la calle... y, ahora, a ver quién es el que no la pisa, porque desde el momento en el que el mandamás ha lanzado la gracia por esa boquita suya, hay 20 equipos que están en disposición de ser señalados por dejarse hacer o por intentar que otros se dejen hacer... H