El avance en la tecnología ha supuesto un evidente deterioro de las relaciones personales. Hace mucho tiempo que la gente dejó de conversar cara a cara. Ahora todo el mundo se wasapea, feisbuquea, tuitea o mensajea. Los dispositivos móviles, si bien han conseguido acercar a los lejanos, a la vez han acabado por alejar a los cercanos. Los mismos políticos son un ejemplo de distanciamiento en plena cercanía; con los despachos contiguos prefieren camelarse o mandarse recados a través de las redes sociales, que es una costumbre que queda mucho más moderna.

El fútbol no parece inmune a este virus de la falta de comunicación y el rival de hoy del Villarreal es un claro ejemplo. El Rayo Vallecano no es un Real Madrid en lo que se refiere a volumen de personal en sus distintas secciones. El vallecano es un club familiar, muy cercano... o, por lo menos, debería serlo. Es por eso que sorprendió que Paco Jémez manifestara hace pocos días que no tiene noticia alguna de su club en cuanto al tema de su continuidad al frente del equipo la próxima temporada.

Es más, vinculado su futuro en la rumorología a distintos clubs de Primera División, el propio técnico dejó claro que la única oferta es la suya propia al Rayo Vallecano, pero que no le contesta nadie. Se puede discutir si es o no el momento oportuno para tratar ese tema, pero se da por hecho que esa familiaridad debería propiciar un diálogo que, por el momento parece que no existe. De todas formas, la continuidad del técnico canario ha estado siempre en el aire; en anteriores ocasiones fue el propio Jémez el que dijo que se veía lejos de Vallecas por propia convicción, toda la que ahora tiene para querer quedarse a pesar de la delicada situa- ción en la tabla de Primera. H