La crispación de la masa social albinegra se palpaba en el ambiente. Antes, durante y después del partido. No en vano, ya cuando se anunciaron las alineaciones, al ser nombrado el entrenador del Castellón, el público presente ya silbó a David Gutiérrez, Guti.

A las primeras de cambio, a poco que el juego entró en un bucle de zozobra, la afición comenzó a pitar al equipo, y en dos fases tanto de la primera como de la segunda mitad, que se acrecentaron al final del choque, se pitó y se cantó tanto «Guerrero vete ya», en alusión al director deportivo, Juan Guerrero, como «Guti vete ya», refiriéndose evidentemente al míster.

La situación era ya insostenible tras el final y la consiguiente derrota ante el Sabadell. Es por ello que los dirigentes ayer presentes en el estadio tuvieron que tomar cartas en el asunto.

Por dicho motivo, y ante la ausencia del propietario y máximo accionista, José Miguel Garrido, Guerrero y el director general, Jordi Bruixola, mantuvieron una reunión con carácter de urgencia con el propio Guti y su segundo, Carlos Luque.

En la misma, se analizó la situación y se le comunicó al entrenador que se iba a prescindir de sus servicios, en una decisión que está previsto que se oficialice hoy. De hecho, la plantilla estaba citada para el entrenamiento, una sesión que fue anulada y trasladada a mañana.

CRÍTICO CON EL ENTORNO / Antes de dicha cumbre, el propio Guti comparecía en rueda de prensa para analizar, supuestamente, el partido. No quiso poner pero alguno a la marcha del equipo: «No quiero poner excusas, puesto que no estamos sacando el rendimiento esperado a la plantilla». «Además, cuando gritan tu nombre para mal... Tenemos que reflexionar todos y hacérnoslo mirar», dijo.

Incluso dejó un mensaje al entorno: «Desde mi llegada se ha generado demasiada crispación en el ambiente y eso afecta a los jugadores. No es el ambiente más idóneo para salir de esta situación», fnalizó.