Salvo algunos matices, la filosofía y la idea de fútbol es muy parecida a lo que veníamos haciendo», aseguraba en rueda de prensa Isco. «Vamos a jugar al ataque, a presionar, a generar más que el rival, a dominar las fases importantes del juego. Ya veremos luego si encontramos los espacios. El estilo será el mismo en cuanto a querer llevar el peso de los partidos, pero hay que cambiar matices», ya advertía Luis Enrique.

Con una idea similar aterrizó el entrenador asturiano en Barcelona. Allí se encontró con unos cimientos sólidos, capaces de sustentar el rascacielos, y fueron esos matices los que devolvieron a su mejor nivel al Barcelona de Messi. Aquel equipo, que deambulaba dubitativo tras la marcha de Xavi, movió su centro de gravedad desde el centro del campo a la delantera. El peso específico del equipo pasó a estar sobre los hombros de Messi, Luis Suárez y Neymar, la intención inmediata ya no era llevar el balón al medio y construir desde ahí, sino propiciar espacios para que los tres delanteros se sintieran cómodos.

En la España que se ha encontrado Luis Enrique las cosas son diferentes. La retirada de Iniesta de la selección cierra definitivamente una época en el fútbol español y el equipo tiene que hallar nuevos referentes sobre los que crecer. Es el nuevo entrenador el que tiene que entregar galones y serán los jugadores los que tengan que asumirlos. «El objetivo es evolucionar el modelo y dejar de ser predecibles», dijo ayer Lucho.

SUPERVISIÓN DESDE EL ANDAMIO / La profundidad de los laterales, intensidad o presión son axiomas en la filosofía de Luis Enrique, pero es una incógnita ver dónde va a colocar la línea de flotación de España, para qué jugadores van a generar ventajas con los movimientos que ha estado supervisando toda la semana subido a un andamio en los entrenamientos. «Más o menos son las mismas cosas que hacíamos en el Barcelona», desveló Sergi Roberto.

La concentración se asemeja mucho a la pretemporada de un club, pero en modo intensivo, con sesiones dobles, nuevos conceptos tácticos que asimilar y actividades para cohesionar el grupo. «Ha sido una semana muy intensa, les he pedido un esfuerzo extra a los jugadores, les hemos dado mucha información y estoy encantado de lo que he visto», explicó Luis Enrique en la última comparecencia antes de su debut en el banquillo de España. «Tenemos pocos entrenamientos y el entrenador nos está dando mucha información», reconocía un Sergi Roberto para el que sería un proceso natural trasladar a la Roja la importancia que tuvo en el Barça el actual seleccionador.

El reto de Luis Enrique no es despreciable. Debuta esta noche (20.45 horas) ante Inglaterra en el estadio de Wembley tras apenas una semana de trabajo, con 11 seleccionados nuevos respecto al Mundial y con la herida de la derrota ante Rusia en octavos de final todavía reciente, ahondando en una cicatriz que no se cierra desde Brasil 2014.

«De inicio partimos del 4-3-3, que es el sistema que más me gusta», ya previno Luis Enrique en su presentación. Más allá del dibujo, las incógnitas respecto a los nombres en su debut como seleccionador comienzan en la portería, pasan por casi todos los puestos, y terminan en la delantera, con la baja por paternidad de Diego Costa, el principal aspirante a seguir ocupando la delantera.

La gran polémica del Mundial, la de la portería, sigue abierta. Si Hierro tuvo que refrendar públicamente a De Gea en el puesto tras sus encuentros desastrosos en Rusia, ahora es Luis Enrique el que tiene que hacer su apuesta por el portero del Manchester United o dar un relevo que hace unos meses parecía que se alejaría años, el de Kepa Arrizabalaga, al que el Chelsea convirtió este verano en el portero más caro del mundo. «No sé qué pasará en el futuro», dijo Luis Enrique sobre la permanencia de su elección, «pero en esa posición nunca he tenido ninguna duda», apuntilló el seleccionador asturiano.

El relevo será forzado en el lateral izquierdo. El tantas veces reclamado en la etapa de Lopetegui por sus actuaciones memorables con el Chelsea, Marcos Alonso, y el valencianista Gayà, al que le ha costado más de lo esperado dar el salto a la absoluta, son los elegidos para disputarse el puesto. Confirmado Ramos en sus funciones de líder de la defensa y capitán («es el jugador con más personalidad de la selección, un gran líder», dijo Luis Enrique); la retirada de la selección de Piqué deja un vacío que deben rellenar Albiol, Nacho e Íñigo Martínez.