En un guiño del destino, el mismo día en el que un expresidente del Barça quedaba liberado, otro expresidente era condenado. Tras siete años con la losa encima de la acción de responsabilidad social, un juez exoneró a Joan Laporta y a su junta de haber causado pérdidas al club durante su mandato (2003-2010).

La acción de responsabilidad social, la primera de la historia planteada en un club de fútbol, parece haber terminado si se da por cierta la garantía de Josep Maria Bartomeu de que el proceso judicial acaba con la sentencia que hizo pública en la jornada de ayer la Audiencia Provincial.

Laporta, que fue a un acto de la Fundación Johan Cruyff, se alegró por la decisión del juez y dijo que «si tuviese una mínima vergüenza, Bartomeu tendría que dejar el Barça». De igual forma, dijo no alegrarse de la condena a Rosell porque no se alegra «de las desgracias de los demás», resaltó.