Diego Costa, seguramente en su mejor partido desde su vuelta al Atlético de Madrid y con un gol en el descuento del primer periodo, resolvió ante el Arsenal (1-0) e impulsó a los suyos hacia la final de la Europa League, un hito histórico del club, que puede culminar el curso con un título, que los rojiblancos se jugarán con el Olympique de Marsella, que también selló el pase para la final del día 16 tras eliminar en la prórroga al Salzburgo —al final de los 90 minutos se llegó con 2-0, pero Rolando marcó en el 116—.

El Wanda Metropolitano se encendió con su equipo y vivió ayer su primera noche mágica. Después de 27 partidos, el flamante recinto madrileño estalló, tal y como había solicitado el Cholo Simeone en la previa, en apoyo de su equipo en un duelo tras el que el Atlético se clasificó a una nueva final europea, la undécima de su historia y la octava con el argentino como técnico.

El combate respondió a lo esperado. Tenso, eléctrico y con un ambiente espectacular, pero con poco fútbol. A cara de perro entre dos equipos ansiosos por un anhelo. El Atlético, rabioso por el sufrimiento a que fue sometido en la ida en Londres, y el Arsenal, necesitado como nunca de un triunfo balsámico que le situara en el envite definitivo del 16 de mayo, en Lyón.

Pareció el Arsenal intimidado por el tremendo escenario del Wanda Metropolitano y tras unos primeros minutos de acoso rojiblanco, pero con el paso de los minutos el partido se fue pareciendo al de la ida.

El Atlético, con Simeone fuera del banquillo por su expulsión en el Emirates, y con el clásico 4-4-2, sabía que era el Arsenal el que debía marcar para vislumbrar Lyón. Por eso, decidió esperar, incluso, demasiado. Pero, con el gol de Diego Costa poco antes del descanso se despejaron muchas dudas y los rojiblancos aguantaron hasta el pitido final.