El Castellón, en los últimos tiempos, ha tenido una especial querencia por los centrales elegantes. Por eso llamó la atención el fichaje, este verano, de Enrique José Sampedro, quienes los más fieles de Castalia le recordaban de sus enfrentamientos, en las últimas tres temporadas, con el Torre Levante, que sumó a los enfrentamientos ligueros los también habituales en la fase autonómica de la Copa RFEF. Se trataba, por tanto, de un jugador medianamente conocido, porque siempre dejaba su impronta. Ahora, ya vestido de albinegro, se ha ganado a la grada.

Inicios de un partido cualquiera. Enrique se dirige hacia el delantero rival de turno y le marca el territorio. Una acción frecuente que refleja que no se arruga ante nadie. Tan frecuente como sus rifirrafes. Fútbol de toda la vida, fútbol de Tercera, al fin y al cabo. «Sí, ante todo soy un defensa contundente -asiente el valenciano-, pero es algo que tiene que ser cualquier defensa», matiza.

A sus 28 años, Enrique está en ese terreno que separa a un futbolista prometedor de uno ya veterano, así que el valenciano exprime la oportunidad que le brinda el Castellón para dar un salto en su carrera. Se agarra a ella como alguien ya importante en el vestuario: un recién llegado que ejerce como capitán, por debajo de Guille Vázquez y Jordi Marenyà en el escalafón, después de que la sensible baja de Arturo Navarro le haya hecho avanzar. De ahí que conteste esa doble dualidad del presente del Castellón: «Deportivamente nos va bastante bien, pero con el deseo de que todos los problemas sociales y económicos se solucionen y no nos afecten demasiado».

13 DE 14 // Enrique está a la cabeza de los más utilizados. De hecho, ha jugado todo lo que podía jugar. No el primer partido, porque arrastraba una sanción de su etapa en el Torre Levante pero, en los otros 13 partidos, plenos a los 90 minutos. «Sabía que podía ser titular, aunque había muy buenos centrales, pero lo que no esperaba era jugar todos los partidos menos el primero», cerciora. «Tengo la sensación de haberme ganado a la gente», sentencia.