En los capítulos que llevaron a la descalificación sin precedentes de Sergio García en el primer torneo del circuito europeo celebrado en Arabia Saudí aparecen varios personajes españoles, desde los caddies que llamaron a los oficiales de reglas para quejarse del daño en los greens hasta el árbitro que tomó las fotos, pasando por los jugadores que regañaron al ganador del Masters de 2017.

«A veces pierdes la cabeza y luego te das cuenta de los que has hecho», se excusó el borriolense tras toda la polémica suscitada por su sanción en la tercera vuelta a un nuevo recorrido a orillas del mar Rojo.

Tan solo unas horas antes, los españoles Jorge Campillo y Borja Simó, su caddie, que estaban jugando dos grupos por detrás de Sergio y el italiano Renato Paratore, llamaron a los oficiales de reglas cuando constataron el daño aparentemente intencionado en varios greenes.

«Sabíamos que nos podía perjudicar tanto a nosotros como a los compañeros que venían por detrás», dijo Simó. «A todos nos puede pasar una vez, pero varias veces no es normal que suceda», agregó Campillo.

A los pocos minutos, el árbitro español Federico Paez revisó los daños, tomó fotos de varios greenes y puso en marcha las deliberaciones que condujeron a la primera aplicación de la corta historia de la nueva regla 1.2a, que abarca la mala conducta grave de los jugadores, y su interpretación, que incluye entre los ejemplos específicos «causar deliberadamente daño a un green», puntualiza

Hubo que esperar

La decisión no fue inmediata y se postergó hasta casi la conclusión de la tercera ronda. Mientras tanto, el caddie español Javier Erviti, que llevaba la bolsa de Paratore, fue testigo directo del desahogo de la frustración de Sergio.

«Estamos acostumbrados al carácter porque somos latinos, pero nos dio la sensación de que era un cabreo demasiado exagerado», dijo Erviti, que andaba más pendiente de su jugador, aunque vio una marca de arrastre en el green del hoyo 5 y empezó a sentirse mal por su colega Víctor García, hermano y portador de la bolsa del Genio de la Coma.

Al final de la ronda, David Phillips, director del torneo, armado con una tableta electrónica, esperaba a Sergio al lado del lugar donde se entregan las tarjetas de resultados. Revisaron las fotos y entablaron una conversación para determinar los hechos y la posible sanción.

A continuación llegó Gonzalo Fernández Castaño, que venía cinco grupos detrás y sospechaba que el borriolense había causado los daños. «Al terminar, lo primero que hice fue buscar a Sergio, hablar con él y decirle que lo que había hecho era inaceptable. Se lo dije porque es un buen amigo y los amigos tienen que estar ahí para dar consejo y ayudar en malos momentos», manifestó el madrileño, que aconsejó a su compatriota que pidiera disculpas y asumiera la responsabilidad.

Y finalmente, las reuniones y las deliberaciones con el European Tour culminaron en una declaración oficial del borriolense. «Respeto la decisión de mi descalificación. Como fruto de la frustración he dañado un par de greenes y pido disculpas por ello. He informado a mis compañeros de que nunca volverá a ocurrir», subrayó.

Más tranquilo, ya en el hotel, añadió: «Lo de esta semana no es algo que me enorgullezca. Todos somos humanos y cometemos errores, lo importante es intentar aprender de ellos».