Tiene estilo. Sobrio, austero y elegante, riguroso, de figura delgada y rostro casi pálido. Torea los partidos de frente. José María Sánchez Martínez (3-10-83, Lorca) es un novato con maneras de veterano. Su gran parecido con el mítico diestro Manuel Rodríguez ha hecho que heredara su apodo y Manolete ha irrumpido con fuerza en las plazas de Primera.

Con 17 años empezó en el arbitraje. Fue muy rápido hasta 3ª, donde dirigió cinco temporadas. Hubo partidos en los que no dudó en sacar siete tarjetas rojas: ya destacaba por tomar decisiones y no esconderse. Una sola temporada en 2ªB le valió para dar el salto al profesionalismo y en cuatro años logró un ascenso cantado. Antes, ya había asistido en Suiza a cursos para talentos impartidos por el italiano Pierluigi Collina.

Pidió la excedencia como economista del Banco Popular y se dedicó en exclusiva al arbitraje. Debutó en Anoeta, pero su primera gran designación llegó para el Villarreal-Sevilla de la primera vuelta. Pasó por el Bernabéu y el Camp Nou, y luego le llovieron partidos que parecían reservados para internacionales. Dos derbis, Rayo-Atlético y Athletic-Real Sociedad, más un Valencia-Madrid, han sido pruebas de fuego bien resueltas. La escarapela FIFA está a su alcance. En 15 meses se retiran Velasco y Clos; para una plaza suena el horrible Vicandi y la otra parece reservada para Manolete. Acierta y se equivoca, pero se ve a la legua que tiene madera. Hoy se pone ante un Victorino astifino. ¡Suerte, maestro! H