Algunos de los protagonistas cambiarán. Andrés o José Ángel, por ejemplo, ocuparan el espacio que ocuparon Areola o Adrián Marín, ahora en el París Saint-Germain y el Leganés, respectivamente. Pero la estampa de camisetas amarillas brincando de alegría sobre el césped de Mestalla es la imagen que jugadores, cuerpo técnico, directivos y, sobre todo, aficionados del Villarreal quieren repetir casi justo un año más tarde. Como en mayo del 2016, para los amarillos mayo del 2017 vuelve a tener en el estadio del Valencia el punto neurálgico de algo importante para el Submarino, tanto como certificar una nueva presencia en competiciones continentales

Las canas de Rubén Uría —presentes en los festejos amarillos de la pasada campaña— tampoco se unirán al grupo de celebraciones si el Villarreal consigue una nueva victoria en Mestalla el próximo domingo. El segundo de Marcelino, como su jefe, vivirá esta vez desde un segundo plano lo que acontezca en el estadio de Mestalla y, sobre todo, desde un punto de vista muy diferente al de 12 meses atrás. Ambos estarán, esta vez, pendientes del rival de los amarillos, el equipo al que deben moldear a partir de ya para intentar reflotarlo tras una campaña más que decepcionante y que, precisamente, ha tenido una de las pocas alegrías en el Estadio de la Cerámica (0-2).

PUNTO DE INFLEXIÓN / Cosas del destino, la presencia del cuerpo técnico de Marcelino en el Valencia —que completará Ismael Fernández una vez acabe la Liga y Voro dé por finalizado su último servicio— tiene mucho que ver con aquel triunfo del pasado año (0-2) que aseguró al Villarreal la cuarta plaza y disputar la previa de la Champions. Fue dos jornadas antes que la fecha liguera que marca el próximo domingo, la 36ª. Con el billete Champions en el bolsillo, el Submarino se dejó llevar en los dos últimos partidos y lo pagó con dos derrotas.

La primera contra el Deportivo, que como el pasado domingo se salvó matemáticamente del descenso en el feudo amarillo. La segunda, ante el Sporting, empezó a acentuar la brecha entre Marcelino y Fernando Roig con una competitividad puesta en duda en El Molinón con el desenlace que todos conocen. En Mestalla empezó todo. El fin del idilio del Villarreal con Marcelino y el inicio de otro entre el asturiano y el Valencia, que ya intentó fichar al extécnico del Submarino amarillo para apagar sus primeros fuegos en la presente Liga.

LOS OBJETIVOS / Esta vez el premio no es de Champions, pero sí lo suficientemente importante para que el Valencia, que no se juega nada en el envite, intente dificultar la plaza directa de Europa League, la quinta o la sexta posición, y enviar a los amarillos al purgatorio de la séptima plaza. En un derbi autonómico que en la última década ha derivado de la germanor a la rivalidad más absoluta siempre hay intereses en juego, aunque los tangibles esta vez solo estén de parte del equipo de Fran Escribá, que también tiene un reto importante en Mestalla: lograr la segunda plusmarca de puntos del Submarino en Primera, solo superada por la campaña del subcampeonato. Mestalla vuelve a ser decisivo.