La vida de Marino Ferrer no se puede entender sin grandes dosis de adrenalina. Este ilustre deportista provincial de 65 años dio sus primeros pasos en el atletismo. No obstante, poco a poco, sus obligaciones profesionales y familiares le fueron apartando de esta disciplina y le acercaron al particular deporte de la pesca submarina, un ámbito en el que destacó sobremanera, hasta el punto de proclamarse tres veces campeón de España, campeón de Europa por equipos en 1984 y campeón mundial por equipos en 1985.

Hace 17 años, Marino Ferrer salió del agua, se quitó el traje de baño y se vistió de largo para ejercer de seleccionador español de pesca submarina. «Es una gran responsabilidad», reconoce Ferrer, que recuerda que es una disciplina especial, en la que se destaca siendo veterano: «Este es un deporte que requiere madurez y ser psicológicamente fuerte. Por ello, los mejores ya no cumplen la treintena», destaca el castellonense, que dijo adiós a la competición en uno de los momentos más dulces de su larga carrera: «Me saturé cuando estaba mejor a nivel individual, competía con campeones de Europa y del Mundo y les estaba ganando».

Prueba en el ‘green’

A pesar de colgar las aletas, Marino jamás colgó el espíritu de deportista. «Empecé a practicar golf. Siempre he sido muy deportista y eso nunca se pierde», puntualiza. No en vano, junto a su padre, levantó el atletismo en la Cultural Deportiva. Un logro del que se enorgullece. «He mamado el deporte desde pequeñito. Requiere sacrificio, pero siempre te aporta más de lo que das. Una de las cosas que lamento es no haber estado en el nacimiento de mi hijo, lo conocí ya con 14 días», explica Marino.

Problemas de salud

Hace cinco meses, recibió el mayor susto de su vida. «Volvía de Barcelona de la reunión del Comité de Pesca Submarina cuando en el tren empecé a sentir molestias», cuenta con total naturalidad Marino Ferrer. «Avisé al revisor, me atendió un médico que viajaba a bordo y me dijo que estaba bien, que no me preocupara», recuerda. Pero Ferrer sabía que algo no iba correctamente. Su experiencia se lo decía. «Como pude, llamé a mi mujer para que viniese a recogerme. De la estación fuimos directamente al hospital y de ahí al quirófano. Tenía obstruida una arteria. Era un infarto», narra el castellonense.

A día de hoy, Marino Ferrer todavía se encuentra en fase de recuperación. «Cuando me ocurrió esta desgracia se me cayó el mundo encima. Me habían propuesto formar parte del equipo de veteranos del Playas de Castellón y estaba muy ilusionado», recuerda el provincial, que admite que si volviese a tener 20 años no cambiaría casi nada. «He tenido una vida deportiva muy plácida. Las lesiones me han respetado y he contado con el apoyo de mi familia. Tal vez lo único que cambiaría hubiera sido estirar más mi carrera», reconoce Marino Ferrer, quien, tras 17 años sin competir, en el 2016 decidió apuntarse con su hijo al Campeonato Autonómico de liga a nado de pesca submarina. Un torneo en el que, a pesar de acudir el subcampeón mundial de esta modalidad, acabó llevándose el incansable Marino. Un final de película para una trayectoria inmaculada.