La sorprendente selección de Suecia, el equipo que dejó fuera del Mundial a Holanda e Italia y comandó en la primera fase el temible grupo de México y Alemania, obtuvo ayer el billete para cuartos de final.

Un afortunado gol del jugador con más talento del equipo, Emil Forsberg, cuyo disparo desde el balcón del área en el minuto 66 fue desviado a la red por Manuel Akanji cuando el balón viajaba en dirección a las manos del portero Sommer, bastó a los nórdicos para superar a Suiza, que prolonga así la maldición que arrastra desde 1954: ese fue el último mundial en el que los helvéticos pasaron de octavos, también fue el último en el que consiguieron marcar un gol en un duelo de la fase final de eliminatorias.

Los suecos se hicieron con la victoria guardando fidelidad al estilo que han venido explotando: enorme solidez defensiva, gran solidaridad entre todas las líneas, despliegue físico y juego directo. El fútbol de toque de los suizos, que dominaron durante gran parte del encuentro, se reveló estéril ante la rocosa disposición del equipo dirigido por Janne Andersson, que dejó una vez más su portería imbatida y alcanzó los cuartos de final.