El nuevo proyecto del Madrid ha arrancado con una jornada libre en la que Isco y Marcelo han acudido a entrenar, junto al lesionado Vinicius, en una sesión que ya estaba programada. Zidane lo hizo por la tarde para perfilar el futuro de un madridismo obnubilado con el técnico francés como un devoto medieval ante una aparición mariana.

La división en la que vivía sumida la plantilla con Solari, entre indiscutibles y descartados enfadados, ha pasado a la historia con la velocidad que se oficializó el regreso de Zidane. Ahora los debates se construyen en torno a la ilusión de la elaboración de un nuevo equipo para la próxima temporada, donde Florentino tiene mucho que decir.

Sin embargo, Zidane no aparenta llegar con ánimo de reconstrucción total, no se avecina una gran revolución que se lleve por delante los cimientos del equipo que llevó tres veces al reinado en Europa.