El Mundial en Yorkshire (Reino Unido) fue, más que nunca, una prueba de resistencia, una jornada imprevisible que se cobró víctimas inesperadas, la última un Matteo Trentin que tenía todo de cara para coronar su palmarés con el arcoiris, pero el danés de 23 años Mads Pedersen le superó en un esprint inconcebible bajo circunstancias normales y se coronó campeón mundial, un triunfo para impulsar más su ya prometedora carrera.

Entre el naufragio general de un día durísimo, con retiradas ilustres como la del español Alejandro Valverde, las medallas (Trentin plata y el suizo Kung bronce), se decidieron con una escapada que nadie pudo controlar y que culminó, contra todo pronóstico, un Pedersen que contaba con el campeonato nacional danés y un segundo puesto en el Tour de Flandes como grandes resultados. En un día de perros, con lluvia constante, multitud de caídas y charcos inmensos en la carretera (se tuvo que recortar el recorrido inicial por las condiciones meteorológicas y añadir dos vueltas al circuito final), no pudieron terminar más que 45 ciclistas (de 197), con el noveno puesto de Gorka Izagirre como mejor español.

Reeditar el título era más una ilusión que una posibilidad real para la delegación española. «Estaba helado. Ha sido un Mundial de locos», reconoció el murciano Valverde al final de la prueba.