De todos es conocido, el dicho taurino de «puerta grande o enfermería». Marc Márquez (Honda), de 24 años, poseedor de todos los récords de precocidad de la historia del motociclismo, ganador de tres de los últimos cuatro campeonatos de MotoGP, el debutante más joven en ganar el título, con 20 años y 266 días, el más joven en subir al podio, en lograr una pole, en ganar un GP, en lograr una victoria en las tres categorías… volvió a jugársela, en Misano, en territorio hostil, en el jardín de Valentino Rossi y derrotó, en la primera curva de la última vuelta del GP de San Marino, a los ídolos locales, Danilo Petrucci, líder durante 20 vueltas, y Andrea Dovizioso, hasta ese instante líder del Mundial.

Durante 27 de los 28 giros que tenía la carrera, Márquez se reprimió. Durante 27 vueltas, el nen de Cervera vivió como un caballo salvaje con las riendas tensas. Durante 27 vueltas, Márquez pensó que ya estaba bien ser segundo si Dovi estaba detrás. Durante 27 vueltas, el campeonísimo más atrevido de todos los tiempos pensó en las 46 caídas que había presenciado en las carreras de Moto3 y Moto2. Durante 27 vueltas, el hijo de Roser Alentà, que vivió la carrera encerrada en el nuevo motorhome de la familia, se debatió entre jugársela o no sobre una pista cristalina que, en el fin de semana, por poco alcanza las 100 caídas.

EL MIEDO DE PETRUCCI // «Pero en la vuelta 28, la última, en el giro decisivo, viendo a Dovi ya muy atrás, conformándose con el tercer puesto, pensé ‘has de intentarlo, debes intentarlo, si no lo pruebas no serás Marc Márquez’. Y lo intenté donde creí tener las de ganar, en la primera frenada del trazado, al final de la recta, en la primera curva», explicó Márquez. «Lo llevé 20 vueltas detrás, oí su motor todo el tiempo, apreté, pero no logré separarme de él ni 10 metros, así que pensé ‘¡es Marc, lo va a intentar!’ Y, cuando lo intentó, en la frenada de final de recta, me dio mucho miedo», relató Danilo Petrucci.

«Luego le perseguí, y cuando llegamos a la curva 4, donde quería devolverle el adelantamiento, me cerró la puerta con maestría y, entonces pensé, ‘acaba segundo, anda, acaba segundo’».

La carrera empezó con Jorge Lorenzo (Ducati) escapándose. «Volando», dijo Márquez, «pues su moto pasaba sobre los charcos como si no hubiese agua ¡ni se movía!». Con Dani Pedrosa (Honda), desastroso. Con Maverick Viñales (Yamaha) sufriendo sobre mojado. «Cuando vi que Jorge iba tan bien, pensé ‘ganará, quédate junto a Dovi, márcalo, acaba delante suyo y listos». Lorenzo se cayó enseguida y Petrucci llegó veloz al liderato. Dovizioso no tenía agarre, cogió la calculadora y reconoció que «era el día para pifiarla, era más fácil caerse que ganar».

Total, las últimas vueltas fueron del chico de casa que, en su carrera 95, podía lograr la primera victoria de su vida y el pentacampeón más precoz, ansioso de ser el sexto líder en 13 carreras. Danilo sabía que pegadito a él llevaba al depredador del paddock. Márquez sabía que «si no lo intentaba, no podría dormir tranquilo pero, si fallaba, ya sabía el titular: ¡Adiós al Mundial!».