El Villarreal ya tiene trazado su primer plan de choque para hacer frente a la falta de ingresos que ha generado el parón de las competiciones por la crisis sanitaria internacional del coronavirus. El consejero delegado, Roig Negueroles, negocia desde hace días con la plantilla la adecuación al nuevo escenario generado de los contratos del primer equipo para lograr un recorte consensuado de las nóminas, que se ha logrado finalmente.

El primer paso que dio el Villarreal fue la valoración de las pérdidas económicas que se producirían con la suspensión de LaLiga, pirncipalmente por los derechos de televisión, pero sin olvidar otros capítulos como taquillas, los patrocinadores y los acuerdos comerciales.

PROPUESTA ACEPTADA // La propuesta de ajustes presentada a los jugadores ha sido aceptada mayoritariamente y el club ha encontrado una buena predisposición a acceder al recorte salarial, dentro de unas conversaciones que empezaron a nivel de capitanes de equipo y que se extendieron posteriormente al ámbito individual de cada miembro de la primera plantilla profesional.

Es cierto que la salud financiera de la entidad es buena, pero el ciclón coronavirus ha golpeado fuertemente las estructuras del fútbol, no solo español sino también mundial. El club groguet no ha sido ajeno a esta crisis. Por ello, el consejero delegado trabaja en reajustar las cuentas y examinar los posibles escenarios que se le presentan a la entidad ante la incertidumbre generada por no poder establecer una fecha de regreso a la normalidad, y tampoco en las condiciones en que se podrá volver a jugar LaLiga.

EL PEOR ESCENARIO // La peor hipótesis sería que LaLiga concluyera tal como está ahora, una situación de la que todo el mundo huye, pero que en la UEFA no se descarta por completo. Incluso el presidente del fútbol europeo, Aleksander Ceferin, ha llegado a valorarlo como una alternativa que pudiera aparecer si la crisis sanitaria por el coronavirus se alarga mas allá del mes de junio. Y lo que todo el mundo tiene claro es que no se reanudarán las competiciones hasta que no exista una seguridad absoluta de que la salud de los protagonistas en juego no peligra.