El estreno en territorio español de la Rojita después de su último título continental dejó con ganas de más a los 6.000 espectadores de Castalia, que vibró con el fulgurante inicio (ya ganaba por el 2-0 final a los ocho minutos) para ver cómo el dominio y la abismal diferencia respecto a Montenegro no tuvo su reflejo en un marcador más holgado.

Luis de la Fuente hizo ocho cambios respecto al 0-1 del viernes en Astana, donde España había iniciado su camino hacia la próxima Eurocopa, que se disputará en junio del 2021 a caballo entre Hungría y Eslovenia. Con todo, 18 segundos tardó en amenazar el 0-0, pero a Dani Olmo le sobró potencia. El capitán y uno de los dos supervivientes de la Rojita que hace un par de meses campeonó en Italia (el otro es el guardameta Dani Martín) no desaprovechó ni la segunda (a pase de Marc Cucurella) ni la tercera (regalo de un central). Total, que a los ocho minutos ya había tomado una considerable ventaja, lo que le daba pie a lucirse sin que las apreturas del marcador, como le pasó en Kazajistán, le supusiera un corsé. Desgraciadamente, ya no hubo más goles.

El combinado balcánico, pese al 3-0 a Islas Feroe con el que debutó en este grupo 6, presentó un equipo fornido pero sin más, que se aferraba a un córner como si fuese a lanzar un penalti a un portero manco. La superioridad tan flagrante, el madrugador 2-0, la ventolera que se levantó en dirección contraria a la portería rival y la secuencia de golpes propinados al bigoleador (uno en la cabeza obligó a vendársela, incluso) apagó a España. Reapareció el jugador del Dinamo de Zagreb, entre tarascada y tarascada, para adornarse en exceso y frustrar el hat-trick antes del descanso. Incluso Kordic merodeó el 2-1. Tantas ganas tenía Montenegro --que ha dado futbolistas de la talla de Pedja Mijatovic, Stevan Jovetic, Mirko Vucinic…-- que su delantero Nikola Krstovic se ganó la amarilla al marcar, una vez el árbitro ya había anulado su acción por fuera de juego.

España necesitaba el paso por el vestuario para reactivarse. De la Fuente retiró al delantero Andrés Martín para dar entrada a Abel Ruiz, al que Castalia volverá a ver cuando lo visite con el Barcelona B. No obstante, el partido siguió por los mismos cauces, sin ni siquiera una clara ocasión que llevarse a la boca para combatir un ambiente meteorológicamente prematuramente fresco.

Una buena acción de Ferran Torres precedió al cambio del valencianista para que el groguet Manu Morlanes gozara del cuarto de hora final y también quemara el último cartucho en un segundo tiempo poco lustroso. El carrusel de cambios (cinco por bando) tampoco ayudó, así que al público solo le quedó aplaudir la marcha de Dani Olmo, que decantó el duelo pronto y, a la vez, lo dejó sin ni un atisbo de suspense.