Restaba una vuelta para el final. Kimi Raikkonen y Checo Pérez se jugaban la tercera posición y el finlandés no pudo evitar ser rebasado por el mexicano. ¿Solo un adelantamiento? No, mucho más. Puede ser la escenificación del relevo en Ferrari como compañero de Sebastian Vettel.

El tetracampeón alemán dio una lección a sus ingenieros. Cuando su muro le invitaba a entrar en boxes, optó por seguir en pista diez vueltas más. Ahí, con una estrategia decidida por él, se aseguró la segunda plaza frente a un Nico Rosberg inabordable.

El alemán de Mercedes dominó de principio a fin y cargó en su mochila un buen puñado de puntos de ventaja extra sobre Lewis Hamilton. Por su parte, Vettel y Hamilton animaron por radio una carrera que prometía mucho sobre un circuito más propicio a los fallos, a los golpes contra los muros, que a velocidad pura.

EXASPERACIÓN DE HAMILTON // No, no fue el fin de semana de los españoles, tampoco el de Hamilton. Su Mercedes tenía ritmo para poder acabar en el podio, pero quedó varado en el quinto, sin saber qué hacer con el volante de su coche. “Sale D-Rates todo el tiempo en la pantalla. ¿Qué hago?”, gritaba a su ingeniero en plena remontada desde la décima posición. “No te podemos ayudar. No lo podemos hacer por reglamento”, le contestaron desde su muro. Y, en su espíritu de querer llegar al podio Hamilton, decidió “probar todos los mapas hasta que diera con él”.

Y lo hizo. En cada recta cambiaba los mapas de aceleración, de recuperación de energía, de diferencial... Parecía que había dado con el bueno, pero no.

Por su parte, los españoles protagonizaron una doble retirada en el GP de Bakú (Azerbaiyán). El asturiano Fernando Alonso dejó la carrera en la vuelta número 43 mientras que el madrileño Carlos Sainz lo hizo en la 33. H