No pongo un pero al papel de las televisiones en lo económico dentro del mundo del fútbol. Se trata de un espectáculo que tiene seguidores desde el punto más recóndito de Nepal o en las Islas Salomón, allá en las antípodas. Los clubs de élite viven, casi exclusivamente, de los ingresos que generan sus derechos televisivos. Normal. Si quieres ofrecer dicho espectáculo y generar beneficios... pues paga.

Pero de ahí a que las televisiones tengan que marcar las pautas de un deporte que está perdiendo su esencia... pues va un mundo.

Por partes. No es de recibo la Champions esa que se han inventado los veranos en Estados Unidos y Asia. ¿Qué hacen Madrid y Barça enfrentándose en un clásico en julio en Miami? Un partido deslucido, con pocos entrenamientos de los equipos y plantillas con juveniles. El clásico es un acontecimiento único, debe jugarse en Liga, y si toca en Copa o Champions, pero forzar más...

Luego está la saturación del calendario. Si quieren, que el año próximo comience la Liga en julio, al día siguiente de que termine el Mundial. ¡Por favor! Cada país debe marcar sus pautas y no es lógico que en España se inicie la Liga a mitad de agosto, con 40 grados en las ciudades y tres cuartos de país de vacaciones.

Y todo ello por las teles, porque debe haber Copa a doble partido, dividir las jornadas de viernes a lunes... y al final, los estadios vacíos —como esta pasada semana en Copa del Rey—. Pero ya se sabe... ¡el qui paga, mana! H