A finales de la temporada 2013/14 comenzó a forjarse la conexión portuguesa del Reus Deportiu, un clásico del fútbol catalán en la categoría de bronce que creía que había llegado el momento de dar un paso adelante, como finalmente consiguió en el 2016 con el ascenso a Segunda A, categoría en la que continuará un año más tras un debut notable, mucho más cerca de los puestos de play-off que del descenso. Un año antes, en el verano del 2014, aterrizaba en la ciudad tarraconense Rúben Semedo. «Llegó la última semana antes de comenzar la Liga, cedido por el Sporting, que consideraba que nuestro club reunía unas buenas condiciones para la progresión de sus jóvenes futrbolistas», recuerda Sergi Parés, ya entonces jefe de la dirección deportiva del Reus.

Aquel espigado chaval de casi metro noventa, extrovertido y con ganas de comerse el mundo se puso a las órdenes de Natxo González, que empezó a pulir la perla: «La adaptación fue costosa, pero pronto advertí su potencial. Fuerte, con gran zancada, personalidad». No se equivocaba el técnico. «Prácticamente al año siguiente ya jugaba Champions en el Bernabéu», apuntaba González en Onda Cero.

Un jugador de carácter

«Todos los ingredientes para triunfar los traía de serie. Rápido, seguro a la hora de meter la pierna en situaciones comprometidas; y demostraba una fuerte personalidad», analiza Parés, que en aquella época formó una verdadera colonia lusa, de la que, además de Semedo, formaban parte jóvenes como Guedes, Vitor Silva o Tobias, «otro que se ha asentado en la máxima categoría de su país». Pero Rúben siempre destacó, aunque a veces por un fuerte carácter que no siempre era fácil de llevar. «Le faltaba acabar de madurar. Con 20 años quería jugarlo absolutamente todo», apunta a Mediterráneo Parés.

«Así era Rúben, muy competitivo. No le gustaba perder ni al fútbol-tenis», dice Natxo González, que en más de una ocasión tuvo que sentarse a hablar con el nuevo central groguet para hacerle ver sus errores. «Le salía esa vena de carácter y tenía conversaciones con él para corregirle. Nunca hubo mayores problemas. Es un chaval de gran corazón», aclara su primer, y hasta ahora único, técnico en España. González cree que el Villarreal ha acertado de pleno —«lo tiene todo para triunfar»—, aunque el éxito está dentro de la cabecita del propio Semedo. «Será lo que él quiera ser». La experiencia de los Bonera, Víctor Ruiz o Álvaro será de gran ayuda. «Con esa experiencia a su lado no tendrá problema en adaptarse y demostrar por qué ha sido protagonista de un traspaso tan grande», sentencia Parés.