El Castellón sumó en Silla dos puntos que no mereció. Porque, en condiciones normales, debió empatar, pero la justicia divina -o cósmica, para los agnósticos- le recompensó. «Por los que se escaparon en otros partidos, en los que el gol del rival, en el descuento o rondando la prolongación, nos dejó con un palmo de narices», pensarán algunos. Sin embargo, las sensaciones siguen estando lejos de las expectativas.

Los albinegros han salvado una difícil papeleta esta semana. Hace justo siete días, la situación era muy comprometida, pero los seis puntos sumados frente a Paiporta y Silla, a trancas y barrancas, con demasiada angustia, al menos normalizan la situación clasificatoria. Si derrotan al Olímpic, el próximo fin de semana en Castalia, estarán dentro de unos play-off que, tras empatar en Orriols, veía a cinco puntos. Servirá para rebajar la ansiedad y para que este equipo, ya sin excusas de lesiones, cansancio o jugadores fuera de forma, meta un par de marchas más. De lo contrario, no solo tendrá harto difícil el pasaporte para la promoción que todos dábamos por asegurado este verano, sino también luchar con garantías por el ascenso.

El Castellón no está obligado a ganar por 3-0 todos los partidos, pero sí a dar una mejor imagen que la del Vicent Morera. Abrazamos el resultadismo como única doctrina real y verdadera en el mundo del fútbol, pero no es de recibo que solo cree media ocasión y que, desde el minuto 60, se dedique solo a defender...