La lluvia puede ser aguafiestas o aliada, dependiendo de quién ofrezca su juicio. Se asoció con el holandés Max Verstappen en su camino hacia el éxito al volante de su Red Bull en el Gran Premio de Alemania, pero nubló a Mercedes en un domingo que se preveía festivo en su garaje.

La pole del británico Lewis Hamilton y su imagen encabezando la carrera junto a su compañero, el finlandés Valtteri Bottas, auguraban un gustoso desenlace en el 125 aniversario y el Gran Premio número 200 de Mercedes.

Pero en el circuito de Hockenheim, construido para probar los prototipos de la fábrica germana, se les torció el gesto a los promotores de las flechas plateadas. El vaivén de accidentes, de abandonos y de paradas desconcertó al equipo más fiable de la parrilla, batido por los errores de pilotaje de Hamilton y de Bottas y por el desacierto en la estrategia.

Se abrió, así, una puerta de esperanza para Verstappen y Vettel, quien se oxigenó con un segundo puesto que le supo a triunfo. El alemán enterró su desgraciado sábado con una incansable remontada desde la última plaza. Además, el español Carlos Saiz se quedó muy cerca de subirse al podio y se tuvo que conformar con la quinta plaza.