Bakambu tuvo al Sevilla al borde del adiós a la Champions. El congoleño pudo dejar sentenciada la lucha por la cuarta plaza casi con el tiempo concluido, al superar a Sergio Rico y quedarse con toda la portería para él... pero falló lo que podía haber sido el 3-3 en un partido loco y atractivo, con dos grandes equipos que demostraron que, a día de hoy, son de lo mejorcito de la Liga (4-2).

El Villarreal cayó con honor y también con una dosis de mala suerte, marcada en la acción de Víctor Ruiz, quien se introdujo en su propia puerta el 2-2, cuando el Submarino tenía el juego más controlado. No obstante, la renta sobre los andaluces es aún de cinco puntos; y aunque el empate o la victoria suponían el jaque mate a un directo rival, el colchón continúa siendo importante.

NO SE ARRUGAN // Tocaba jugar a cara de perro y se jugó. Este Villarreal posee un gen competitivo que le hace diferente al de otras temporadas, incluso cuando no está fino o no tiene su día. Lo que siempre garantiza este grupo es amor propio y testiculina. Salir al Pizjuán y plantarle cara al equipo local solo está al alcance de un reducido número de equipos, más aún cuando el Sevilla exprimía sus opciones de agarrarse a esa cuarta posición que abre la puerta a la opción de disputar la Champions. Para el equipo de Unai Emery era como una final, aunque el triunfo solo garantizaba continuar peleando.

La gran virtud del Submarino es que nunca se descompuso, ni en la fase en la que peor lo pasó cuando el Sevilla disfrutó de unos minutos locos en la primera parte en la que rompió por ambas bandas a los amarillos. La política de dosificación de esfuerzos para afrontar con garantías este duro mes de competición fue más moderada, pero también es cierto que las cinco bajas de hombres clave obligaba, ya por sí, a efectuar variaciones. La defensa volvió a contar con Bailly como improvisado lateral zurdo y Bonera formando tándem con Víctor Ruiz. En la medular, Pina le dio más músculo y carácter en una pelea de centímetros un tanto desigual y en la que siempre sale ganando el conjunto hispalense. Rukavina volvió a otorgar más equilibrio supliendo el rol y las funciones del lesionado Jonathan. Arriba, la recuperación de Adrián (pareja de Bakambu) le ha dado más riqueza al Villarreal.

GAMEIRO HACE DE LAS SUYAS // El Submarino pasó por más apuros de los previstos. La velocidad de Gameiro, los centímetros de Iborra y la buena canalización por bandas del juego del Sevilla, desestabilizó al Submarino. Precisamente una buena acción de talento y velocidad del francés sacó los colores por velocidad a Víctor Ruiz, dejando una asistencia letal para que Iborra rematara a placer. Habían transcurrido solamente 23 minutos, pero el Sevilla ya había sido superior.

Y, otra vez, el Villarreal supo adaptarse a las circunstancias perfectamente. El 1-0 tan temprano no favorecía el juego a la contra que agrada a los amarillos. Pero este equipo posee muchas caras y recursos muy variados. Pina y Bruno aguantaron los pilares defensivos, mientras que Denis Suárez empezó a jugar, contando con la colaboración inestimable de un delantero con un talento brutal como es Adrián. Al Sevilla le duró poco la euforia. Una trenzada combinación iniciada por el gallego, que contó con la participación de varios jugadores, concluyó con un remate preciso de Bakambu, que dejaba las cosas como al principio (min. 28).

El equipo de Emery perdió intensidad, debilitado también por la fogosidad de Pina o Bruno, que mantuvieron el equilibrio en la medular hasta que llegó el segundo bakambumbazo, con un remate tan espectacular como también lo fue el pase de Adrián (min. 36). El Pizjuán se quedó mudo. En el descanso, el Sevilla tenía pie y medio fuera en la lucha por la Champions, pero el equipo del Nervión posee también una raza especial porque el que nunca hay que darlos por muerto.

BAJO CONTROL... APARENTE // La segunda parte empezó bien para el Villarreal, que controlaba el partido al ritmo que le interesaba. Castillejo relevó a Bailly y Rukavina se reubicó en el lateral zurdo. Pero si hay algo que distingue al conjunto nervionense, es esa pizca de suerte en los momentos clave. Suerte que le volvió a acompañar ayer: Víctor Ruiz metió de lleno a los locales en el encuentro al intentar despejar un balón con tanta mala fortuna, que acabó entrando como un auténtico obús en la portería defendida por Areola. El 2-2 establecía un nuevo orden a los 50 minutos.

RESETEO // El Pizjuán rescató al Sevilla, que recuperó el mandó y le imprimió un ritmo bestial al juego, con ese toque de agresividad que le distingue, si bien los amarillos nunca se borraron. El intercambio de golpes convirtió el partido en una lucha sin cuartel y con un guión anárquico. Un potente tiro de Konoplyanka sorprendió a Areola, quien solo pudo seguir con la mirada como el esférico entraba en su portería, lejos de su alcance. El 3-2 (min. 68) servía una remontada que otorgaba brillo a un encuentro espectacular para el aficionado entre dos grandes equipos.

OCASIONES PARA EL 3-3 // No se rindió el Villarreal. Adelantó la presión y fue a por su rival con descaro. Aún quedaba mucho pescado por vender. El Sevilla sacó un balón bajo palos que olía a empate, aunque la ocasión más clara la tuvo Bakambu. El congoleño, que había sido decisivo, tuvo la puntilla al Sevilla, pero Sergio Rico fue más listo (min. 84).

Con los amarillos ya volcados, Reyes sorprendió en el mano a mano con Bonera para sentenciar en el descuento: 4-2, un marcador totalmente engañoso.

El Villarreal todavía conserva un buen colchón de cinco puntos a nueve jornadas del final. La batalla continuará hasta el final. H