El Villarreal viajó ayer a Girona con muchas dudas y problemas, porque estos nunca vienen solos y a Calleja se le acumulan semana a semana. El técnico dirigió la última sesión previa al partido de Montilivi a puerta cerrada. El entrenamiento sirvió para testar el estado de varios jugadores con problemas físicos y para efectuar alguna prueba, con variantes, cara a la enésima final ante el Girona. La gran preocupación del técnico es la defensa. Con Bonera, lesionado, y Víctor Ruiz, sancionado, la gran incógnita del técnico es Álvaro, con un fuerte y doloroso golpe en la rodilla.

Y hasta última hora continuará siendo duda. Por ello, Calleja decidió subir al vuelo chárter que aterrizó en Girona, tras el entrenamiento, con 19 jugadores, en una lista en la que estaban los jugadores del filial Quintillà y Pepe Castaño, lateral zurdo y central, respectivamente.

Todo no iban a ser malas noticias y, finalmente, pudo viajar con el equipo Manu Trigueros, pero no lo hizo Jaume Costa, que ya se entrena con aparente normalidad. Mario, con una sobrecarga muscular, parece recuperado aunque también se encuentra renqueante, pero con toda probabilidad estará en el once.

La falta de efectivos en la zaga obligará a Calleja a regresar al 4-4-2, como ya hiciera ante el Valencia el pasado jueves en Europa. El once inicial estará condicionado por la recuperación, o no, del Álvaro. En caso de que no pudiera estar de salida, ello llevaría consigo varios movimientos, como pasar a Mario de central y a Quintillà a pierna cambiada como lateral derecho.

En la parcela ancha, parecen fijos Cazorla, Morlanes e Iborra, disputándose esa cuarta plaza Toko Ekambi o Pedraza, todo pendiente de las circunstancias apuntadas. En ataque, el dúo Bacca y Chukwueze, con opciones a la vez para Toko Ekambi.

MAYOR CANSANCIO / Todo cogido entre algodones por las circunstancias especiales después del gran esfuerzo efectuado ante el Valencia en la Europa League del pasado jueves. En eso, el Girona aventaja al Villarreal, pues ha contado con más tiempo para descansar y preparar el partido que los amarillos.

El Villarreal se ha acostumbrado en las últimas semanas a ser mejor que su rival durante una gran parte del partido y a llevarse palo tras palo. Jugamos como nunca y perdimos como siempre, es un lema duro y cruel que ha perseguido al Submarino en Vigo y Sevilla, y en casa ante el Valencia y el Barcelona, aunque ante los culés se sumó un punto, el empate final tuvo el sabor amargo de una derrota tras ir ganando 4-2 en el minuto 90. Ha generado un buen número de ocasiones en los cuatro encuentros citados, pero ha recibido una media de tres goles por partido.

Las numerosas bajas no dejarán a Calleja efectuar rotaciones en un partido con matices de urgencia extrema para el Villarreal, aunque también para el Girona, puesto que perder les metería en la lucha por salvarse, al igual que un triunfo les alejaría casi definitivamente. La apuesta por el sueño europeo, frustrado por cierto con la dura e injusta derrota ante el Valencia por 1-3, ha traído sus consecuencias. Pero, pese a todo, nadie levantó la voz para quejarse. Después de tanto cúmulo de desgracias, al Villarreal le toca ganar... y sufrir.