El Villarreal jugará su cuarta semifinal europea. Se tuvo que emplear más a fondo de lo que indica el 2-4 final en el Letna Stadium pero hizo sus deberes. El sueño de Basilea sigue más vivo que nunca. La trayectoria de este Submarino sigue siendo espectacular.

El Villarreal hizo su trabajo en 45 minutos y dejó la segunda parte para que la afición amarilla hiciera sus cábalas respecto a sus preferencias en el sorteo de hoy, a las 12.30 horas en Nyón. Seguramente parecía que iban a ser los 45 minutos más tranquilos y relajados de la temporada, aunque el Sparta se empeñó en hacer sudar hasta el final al Submarino, que tuvo que emplearse con más intensidad de la que cabía esperar por el orgullo de un rival que nunca bajó los brazos. Ni con el 0-4, lo que les honra. Pero al final el fútbol fue justo con el Submarino. Lo que le quitó en el Madrigal se lo devolvió en Praga.

Si en la ida, se generaron una decena de ocasiones y solo se lograron dos goles, uno regalado por el portero checo, en la vuelta todo fue mucho más fácil, aunque el equipo de Marcelino pasó por 20 minutos de verdadero sufrimiento antes de encarrilar la eliminatoria. La vuelta en el Letna fue igual de extraña y atípica que la ida en el Madrigal en sus comienzos. Los inicios marcaron un partido volcánico con muchas ocasiones de gol y una ratio de finalización y llegadas muy bajo para los delanteros. Ni tan siquiera el gol tempranero de Bakambu, después de un pase trazado con una precisión milimétrica por Manu Trigueros, evitó que los corazones funcionaran a máxima intensidad, aunque, eso sí, evitaba la muerte súbita en un posible desarrollo con empate a cero.

El Sparta, que alineó un once inicial en el que figuraban hasta seis hombres con un marcado carácter ofensivo, se recompuso y puso al Villarreal en apuros. Incluso le privó de la pelota. El encuentro se convirtió en un toma y daca, con un ataque constante del Sparta, que sufría las contras del Submarino. Los amarillos no taponaban bien las bandas, que se convertían en un verdadero calvario. Marcelino se desesperaba y mandó a calentar a Jaume Costa, con la idea de reforzar el juego defensivo, sobre todo después de que Krejci errara un gol cantado que hubiera podido meter a su equipo de lleno en la pelea.

Pero en el momento más delicado, Castillejo, con un tiro cruzado con su pierna izquierda, acercaba a las semifinales al Villarreal. Tres minutos después, al filo del descanso, Bruno dejaba visto para sentencia el pase. El 0-3 auguraba una plácida vuelta de vestuarios, pero este emparejamiento entre checos y españoles no dejó resquicios a la tranquilidad. Ni con el 0-4 a poco de comenzar la segunda parte, obra, como no, de Bakambu, el Sparta tiró la toalla. Los checos continuaron compitiendo y peleando con gran profesionalidad con cuatro goles en contra.

BAJÓN DE INTENSIDAD // Marcelino movió el banquillo y decidió no dar descanso a Bruno y sacar a Jaume Costa, pese a que ambos se hallaban advertidos de sanción. Y el desarrollo posterior le dio la razón. El técnico tuvo que hacer sus cábalas sobre la marcha y pensar también en la Liga. Con Pina lesionado y Bruno sancionado, la decisión fue sustituir a Trigueros. El bajón de intensidad fue evidente. El Sparta acortó distancias con dos tantos de Dockal y Krejcik, poniendo el marcador en 2-4. Le faltaban solo cuatro goles, pero ni la afición perdió la ilusión ni sus jugadores las ganas de pelear. El Villarreal se dedicó a dejar pasar los minutos. A punto estuvo de llegar el 3-4 pero en la portería estaba un felino llamado Areola. Hoy el Villarreal estará en el bombo. Objetivo cumplido. H