Los grandes bancos españoles reclamaron ayer al BCE que levante cuanto antes su recomendación de que las entidades de la zona euro no paguen dividendos a sus accionistas por lo menos hasta el año que viene. Los consejeros delegados del Santander, el BBVA, CaixaBank y el Sabadell advirtieron de que lo contrario puede perjudicar el flujo de crédito y por lo tanto estrangular la recuperación económica.

El organismo supervisor emitió la recomendación el pasado marzo, en pleno estallido de la crisis del coronavirus, con el objetivo de que los bancos reforzaran su solvencia. Toda crisis genera pérdidas porque implica un aumento de la morosidad por los problemas de pago de los clientes, así como una devaluación de los activos en balance.

No pagar a los accionistas permite destinar más recursos a elevar el capital, que a su vez sirve para absorber dichas pérdidas. Los bancos, asimismo, deben reservar capital para dar créditos, con lo que cuanto mayor sea su solvencia de partida antes de absorber dichos quebrantos, mayor margen tienen para prestar.

Sin embargo, los banqueros esgrimieron ayer que la recomendación del BCE ha provocado un aumento del coste que les supone hacerse con ese capital (COE, el retorno que un inversor exige a una empresa), ya que los inversores buscan recuperar por esa vía la falta de dividendos. Y ello, argumentaron, es malo para la economía: como las entidades deben guardar una cierta cantidad de capital por cada crédito que dan para protegerse de posibles impagos, si les resulta más caro conseguir ese capital, lo normal es que concedan menos préstamos y con intereses más altos.

El vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, admitió en unas jornadas de KPMG y Expansión que los bancos no pueden acudir al mercado, pero lo vinculó a su baja rentabilidad (en la zona euro, ha bajado del 5% al 2% al cierre del primer semestre) e insistió en que las entidades deben recortar costes y plantearse fusiones. H