El secretario de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura y Pesca, Carlos Cabanas, acompañado de la directora general de Desarrollo Rural, Esperanza de Orellana, han visitado la provincia para supervisar la regeneración que el Gobierno ejecuta en Artana, Alcudia de Veo, Segorbe y Altura, por los incendios de julio de 2016 y 2017.

Obviaremos que hayan venido sin dar opción a reunirse con nosotros y abordar cuestiones que son prioritarias para los agricultores de Castellón. Pero son bienvenidos si su estancia viene acompañada de inversiones por valor de 450.000 euros.

La cantidad es del todo insuficiente para afrontar los efectos que las llamas generaron sobre 2.715 hectáreas. Pero más vale eso que la pasividad y la indiferencia en inversiones a la que nos estamos acostumbrando.

Y es que la cantidad servirá para hacer frente a las medidas más urgentes para evitar la erosión del terreno que convierta nuestros bosques en un perenne paisaje lunar. El paso dado por el Ministerio es fundamental. Y desde Fepac lo aplaudimos. Pero exigimos que esta cantidad venga acompañada de un plan de regeneración ambicioso, a la altura de la pérdida. Y es aquí donde debe entrar la Generalitat, que es la que tiene todas las competencias en la materia. No vamos a aceptar la indiferencia que estamos viendo por parte de la Generalitat. Si al despoblamiento del interior sumamos el abandono y la no protección de nuestro medio natural, estamos condenando nuestro futuro. Ministerio, Generalitat y propietarios deben generar mecanismos de colaboración. Si todos vamos de la mano, los resultados pueden ser satisfactorios. Procesos de sequía tan severos como los que estamos viviendo son fruto de un proceso de cambios en la climatología asociados al desarrollo de creciente contaminación y ataque a nuestra naturaleza.

Nuestros bosques, además de ser un pulmón necesario para respirar aire de calidad, también son el medio en el que viven especies animales, son un polo de atracción de visitantes, generan riqueza por los recursos que aportan si se explotan de manera sostenible y son una garantía de pervivencia de los pueblos junto a los que se asientan.

Es hora de ponerse a trabajar y que nuestros montes estén en la agenda de nuestros poderes políticos. Nuestro medio rural no se lo puede permitir. Y no lo vamos a permitir.