Ha llegado el momento de que me pronuncie. En los últimos días he leído de todo por parte de quienes hasta hace nada eran mis socios de gobierno. He leído y escuchado de todo y nunca, jamás en este tiempo, he utilizado ninguna red social, ninguna tele, nada, para explicar los avances o retrocesos del pacto en el Ayuntamiento de Almassora. Cuando me han pedido la opinión del Grupo Municipal Socialista la he dado desde la honestidad y con la lealtad que comporta cualquier negociación. Así lo entiendo. Mis compañeras de Compromís (no digamos su entorno) no pueden decir lo mismo.

Que damos miedo, que nos cambiamos la chaqueta, que pactamos a cualquier precio y con quien sea, que el pacto no prospera con Compromís porque yo no quiero, que se nos han subido los resultados electorales a la cabeza, que la agrupación socialista de Almassora es de derechas... A golpe de tuit yo también sé decir muchas mentiras, medias verdades o verdades que solo me convienen a mí. Pero los documentos sobre la mesa y las horas que he perdido para sacar adelante un nuevo acuerdo de gobierno solo ellos, mi equipo y yo lo sabemos.

En primer lugar, no entiendo que califiquen a nuestro grupo de derechas y ellos, que se erigen como la única izquierda, quieran pactar con nosotros. Pero bien, digamos que quieren pactar. Y cobrar. Porque si son #Imparables es cobrando. Para poder sacar adelante el acuerdo con Compromís eran innegociables sus asesores. Para tres concejales, recordemos. Tres personas necesitaban asesores sí o sí para poder trabajar. Hoy yo no hubiera podido explicar al pueblo de Almassora que dedicaríamos sus impuestos a pagar el capricho de Compromís, que prefería asesores a dedicaciones con las que tener más tiempo para trabajar por Almassora. Su interés en esta nueva legislatura por rescatar personas (las suyas, claro está) ha quedado patente. Ahorraremos bastante.

TAMBIÉN han vendido que las áreas eran un problema. Nosotros no lo vimos en ningún momento. Perdieron mil votos, ¡mil!, y aún así, les ofrecimos que mantuvieran todas las concejalías que en estos últimos cuatro años han gestionado sus cinco ediles para continuar el trabajo iniciado. Y dijeron que no, como si estuvieran en disposición de contradecir el resultado electoral (9-3), tan diferente del 6-5 del 2015. Y entonces cambiaron de estrategia: que el «problema» era el programa, la apertura de la avenida Mediterránea. No debieron leer que también era una promesa electoral socialista. Y quedó a la luz que el pacto no saldría adelante por una única razón: porque no aceptamos gastar el dinero público en exigencias que el electorado negó en las urnas.

¿Saben cuántas propuestas les hemos hecho, cuántas veces han cambiado de negociadores, cuántas la asamblea de Compromís contradecía las propuestas que acordaban sus representantes en la mesa? Muchas, se lo aseguro. Como también les aseguro que lo más cómodo y lógico para nosotros era reeditar el acuerdo de hace cuatro años, como ocurre en la mayoría de localidades y el Consell.

Nadie en la sede socialista pensó en la noche electoral que nuestros socios preferentes irían a la negociación sin digerir que ya solo ocupan 3 de los 21 asientos del salón de plenos, que por los motivos que sean perdieron la confianza de las urnas. Igual actuaron #AmbValentia cuando prohibieron que sonara el himno de España y no gustó. O fue el desaire al bou al carrer. O la coyuntura de su partido. O no convenció su candidata (que el 27 de mayo ya dijo que su sitio estaba en la oposición), su campaña o su programa electoral. Nunca lo sabremos ni me corresponde a mí analizarlo.

Pero a ver ahora cómo le explican a sus 1.681 votantes que el 26-M acudieron a las urnas para nada, que han tirado sus papeletas a la basura, porque teniendo la posibilidad de gobernar en coalición van a ser la oposición de un gobierno socialista. Mientras buscan justificación, los demás seguimos trabajando, que Almassora no tiene por qué pagar la avaricia de nadie. Por cierto, no les han contado que en estos últimos plenos, ellos, que dicen ser la izquierda, han decidido votar con el PP cualquier punto por aquello de rebotarse.

Y mientras se alían con la oposición, aquí seguimos trabajando. Desde el 26 de mayo han comenzado las obras del Regina Violant, las de Som Ceràmica en la avenida de Borriana, la excavación del Torrelló, las de Edificant en Errando Vilar, el concurso de diseños de los colegios Embajador y Santa Quitèria, los avances en la pantalla verde... A Compromís le da igual porque ni siquiera han preguntado por el programa que firmamos hoy con Ciudadanos, cuando en realidad es lo único digno de discusión. El derribo del Grupo B, la construcción del polideportivo y la puesta a punto de colegios están en la agenda más inmediata. Sé que no les importa, pero también que la vida sigue.

*Alcaldesa de Almassora