A ningún aficionado o simpatizante a los toros se le escapa que en nuestros días la fiesta pasa por el peor momento de su milenaria historia. Y no precisamente por el hacer artístico, como tampoco por la concepción y acepción del espectáculo, si no por la falta de protección estatal ante los ataques furibundos de determinados colectivos y dentro de un anarquismo repudiable. El pensamiento único, la intolerancia y la falta de respeto a la libertad de decidir los españoles su afición, meten a los empresarios en la boca del lobo a la hora de confeccionar una feria. Siempre se ha dicho que la machaconería es el mejor antídoto contra la indiferencia y, claro, sacan tajada, por lo que la zozobra y la intranquilidad están minando el ánimo de la afición a la hora de acudir a la plaza a disfrutar de la fiesta mas genuina y popular del pueblo español.

¡Qué pena!

Los empresarios, con estos vientos que arrecian en momentos tan convulsos, con ataques a la cultura, al arte, la tradición y la historia, tienen que echar mano de gran dosis de imaginación y valentía para montar una feria interesante tanto para la afición como para el público en general. Alguien, con sobrada razón, podrá decir que ese es su negocio, y es verdad, pero no menos cierto ellos se juegan un montón de dinero en tiempos inciertos y ante un horizonte poco visible. No nos equivoquemos, estas presiones de los antifiesta, que a su vez encuentran un altavoz en algún que otro medio de comunicación, inciden (no sé en qué grado) tanto en empresas como en afición, alejándoles de esa alegría que antaño gozaban unos y otros en torno a los toros.

De increíble podemos juzgar que una fiesta tan democrática como la nuestra, que nació del pueblo y para el pueblo y que a su vez refleja en todos sus pasajes la mismísima vida, para convertirla en una metáfora de esta, se le estén asentando tantas puñaladas traperas, con la connivencia de los que tienen, cuando menos, la autoridad moral de defenderla. ¿Es tan difícil en el Telediario de la noche dar una escueta información taurina a manera de ficha técnica de los principales festejos y noticias de actualidad? ¿No tenemos derecho los aficionados? Pues TVE la pagamos todos.

Por todo lo expuesto creo sinceramente que nuestra Feria taurina de la Magdalena de este año es una feria buena, montada con valentía, acierto y ajustada a la realidad de los tiempos. En cartel están todas las figuras del momento, desde el genial Morante al maestro Ponce (que no podrá hacer el paseíllo por la gravísima cogida el pasado 18 en València), pasando por Manzanares, El Juli y Roca Rey, el peruano a quien todo el mundo quiere ver convirtiéndose en el auténtico líder de los públicos, También es de agradecer la sensibilidad de la empresa al anunciar en el pórtico de la feria a los toreros de casa, en una gran oportunidad que de llegar el triunfo para alguno de ellos se vería potenciado al hacerlo con los Adolfos, toros que ponen el punto torista al serial. El cartel de rejones superior y, claro, alguien podrá echar en falta la novillada, pero desgraciadamente ni hay novilleros con tirón, ni aficionados dispuestos a acudir a la plaza a ver estos festejos menores. Ante la cornada económica segura, la empresa no la anuncia y me parece una idea sensata en los tiempos actuales. Duele a la afición, es verdad, lo que no quita para ser realistas unos y otros.

Los vaivenes políticos en general y una parte de la sociedad, que perdiendo principios y valores se está desnaturalizando ahora, se han empeñado en erradicar los toros. Momentos en los que toreros, empresarios y afición debemos ir de la mano para reivindicar nuestros legítimos derechos y aportar nuestro positivo grano de arena para que esta fiesta no muera. Reivindicar nuestros derechos hasta la saciedad y ante tanta injusticia para que este espectáculo llamado antaño fiesta nacional no nos lo maten y poder seguir disfrutando de las corridas de toros que tanto psíquicamente y espiritual, como también en su escenografía pintoresquísima, reflejan algo hondo de ese misterio del alma hispana.

*Crítico taurino